Por Alejandro A. Chafuen
Fuente: Blog de Panam Post

18 de octubre de 2014

La sociedad libre perdió a un gran campeón el martes 14 de octubre del 2014, al fallecer Leonard Paul Liggio.

Conocí a Leonard Paul Liggio por primera vez en 1980, con ocasión de la reunión de la Sociedad Mont Pelerin (MPS) realizada en la sede del Instituto Hoover, en California. Estaba parado hacia el extremo izquierdo de un auditorio repleto, junto a Murray Rothbard, otro gigante intelectual, de físico más pequeño, pero similar a él en su pasión por comprender y promover la libertad.

En ese entonces Liggio era presidente del Instituto para los Estudios Humanos (IHS). Cuando falleció, Liggio era vicepresidente del Atlas Network. Atlas compartió oficinas con IHS por algunos años luego de que ambas entidades se mudaron al norte de Virginia, en la vecindad de la Universidad de George Mason. John Blundell (1952-2014), quien sucedió a Liggio como presidente de IHS y quien también fue presidente de Atlas Network (1988-1991), tuvo una relación muy especial con él.

Desde que llegué con Atlas a Virginia, trabajé diariamente con Leonard en diferentes proyectos. Con sus conocimientos históricos profundos y enciclopédicos, complementó e iluminó nuestra labor en la creación y promoción de tanques de pensamiento de políticas públicas. Su comprensión de la evolución de las instituciones legales me ayudó a mí y a muchos otros a poner en perspectiva histórica los argumentos económicos y de políticas públicas que elaboramos.

En 1990, Manuel Ayau (1925-2010), el fundador y rector emérito de la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala, nos pidió a Leonard y a mí que lo ayudáramos a construir el programa de la reunión regional de la MPS. Aunque el tema siempre genera graves desacuerdos entre liberales clásicos, organizamos un panel sobre la religión y la libertad.

Invitamos al sacerdote Robert Sirico para que diera una conferencia. Joe Keckeissen también estuvo en ese panel y como comentaristas tuvimos a Armando de la Torre y al Jesuita recientemente fallecido Enrique Menéndez Ureña. La reunión redundó en varias conversaciones entre nosotros y eventualmente derivó en el establecimiento del Instituto Acton para el Estudio de la Religión y la Libertad. Los fundadores, Sirico y Kris Mauren, nos pidieron a Liggio y a mí que fuéramos fiduciarios fundadores.

Nuestro siguiente esfuerzo en equipo fue en 1993, con Tony Sullivan, quien en esos días trabajaba con la Fundación Earhart. Desarrollamos un programa para promover las ideas del liberalismo clásico dentro del mundo musulmán. Aconsejamos y apoyamos al Instituto Minaret para la Libertad, el cual se fundó más tarde ese año.

Luego de una reestructuración del IHS. en 1988, Atlas tuvo la oportunidad de incorporar a su equipo a Liggio. El IHS se enfoca en académicos, mientras que Atlas se centra en tanques de pensamiento, pero estos últimos necesitan de las contribuciones y la guía académica de figuras como Leonard. Asimismo, con su talento y generosidad, Liggio benefició a toda una nueva cosecha de empresarios intelectuales trabajando en universidades, ayudando a multiplicar su impacto.

Tras percibir el realce en nuestro capital académico, la Fundación John Templeton le pidió a Atlas que administrara el Templeton Freedom Project, el cual buscaba difundir los principios de la sociedad libre en las universidades de Estados Unidos y del mundo. Esas inversiones siguen rindiendo frutos.

Se requeriría un ensayo académico muy extenso para describir las afiliaciones de Liggio y resaltar su relevancia. Tanques de pensamiento y sociedades académicas en Austria, Italia, Liechtenstein, Francia, Portugal, Turquía y el Reino Unido se sirvieron de sus consejos y conocimientos.

Tuvo una carrera estelar en Estados Unidos. Fungió como presidente, no sólo de I.H.S., sino también de la MPS y de la Sociedad de Filadelfia, y fue vicepresidente del Instituto Cato y de Atlas Network, así como fiduciario del Instituto para la Empresa Competitiva. Además, Leonard y yo nos involucramos en las primeras discusiones de un tanque de pensamiento conservador y cristiano en la Universidad de Grove City: El Centro para la Visión y los Valores.

Siendo miembro de la junta directiva de Liberty Fund, ayudó a esa entidad a invertir sabiamente alrededor del mundo, aportando su conocimiento sobre el escenario académico internacional y conectando a los mejores académicos promotores de la libertad.Leonard ganó varios premios y reconocimientos incluyendo un doctorado de la Universidad Francisco Marroquín y el Premio Adam Smith del 2007, otorgado por la Asociación para la Empresa y la Educación Privadas (APEE).

Numerosas publicaciones académicas se nutrieron con sus consejos editoriales. Cientos, quizás miles, de jóvenes académicos aprovecharon sus discernimientos y sus generosas cartas de recomendación. Auxilió a muchos en la elaboración de sus libros. Quizás sea debido a dicha generosidad que nunca completó un libro propio, pero redactó docenas de escritos y dictó conferencias brillantes y profundas que iluminarán a futuras generaciones.

Liggio fue mucho más que un hombre de ideas, también fue un hombre del espíritu. Cuando veía a un amigo o un colega padeciendo algún dolor en su alma, compartía con él, con respeto, amor y sobre todo, comprensión, el tesoro que había encontrado en la fe católica. Él siempre recordaba a los líderes de los tanques de pensamiento que evitaran programar eventos en las fechas coincidentes con las fiestas de otras creencias religiosas.

Leonard Liggio fue un académico, un empresario intelectual, y un ser humano generoso que nos dio un ejemplo de cómo hemos de dedicar nuestras vidas a la promoción de una sociedad libre.

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE.