5 de marzo de 2019
Carolina Riva Posse
Instituto Acton (Argentina)
 
Aproximaciones filosóficas entre Del Noce, Komar y Peterson
Este año se cumplen treinta años de la muerte de Augusto Del Noce, quien fuera un gran estudioso del marxismo y contribuyó con su obra a esclarecer la génesis filosófica de la actualidad política y cultural del mundo de hoy. Del Noce mostró el recorrido ideal, de ideas que se hacen mundo, y desembocan en el nihilismo actual; el nihilismo como resultado de la revolución.
En nuestro medio, Emilio Komar fue incansable en su insistencia por comprender a fondo el marxismo y su potencia filosófica. Si se toma en serio el marxismo en su programa de transformación del mundo y abandono de toda contemplación, se entiende más claramente su esencia intrínsecamente totalitaria. Komar repitió en sus últimas intervenciones públicas que era necesario desentrañar todavía la filosofía detrás del marxismo. No lo decía por haber sufrido en primera persona las atrocidades de un régimen político, sino porque podía identificar la matriz filosófica de negación de todo lo dado. No se trata primariamente de un problema moral, sino de una postura metafísica.
Tomar en serio el marxismo como filosofía es ir más allá de su faceta económica. El marxismo ve el mundo como materia prima para la realización de un proyecto que no reconoce nada anterior a la acción humana; es un programa a desarrollarse, totalitario por definición. Y este programa se llevó a cabo. La filosofía se hizo mundo, como dice Del Noce.
La situación actual es el resultado de la idea de Revolución llevada a sus extremas consecuencias[1], afirma el filósofo italiano. La revolución se realizó, y hoy vemos sus efectos, que se desplegaron en la política, la educación, el lenguaje, las costumbres, las relaciones familiares, hasta alcanzar la percepción que tiene el hombre sobre su propio cuerpo. El programa de acabar con cualquier vestigio de trascendencia no quiere dejar de lado ningún ámbito de la vida.
Jordan Peterson vuelve a alertar sobre la relevancia del marxismo. Peterson es un psicólogo y profesor universitario canadiense que fue llamado por el New York Times el intelectual más influyente del momento. Se hizo famoso por su frontal honestidad en el diálogo y su predisposición para pensar los más variados temas que le presenta su público, sin cuidado de lo políticamente correcto. Una de sus preocupaciones principales es la ausencia de significado que reina en la vida de miles de personas, y de las que se ocupa individualmente.
Peterson también emparenta el nihilismo contemporáneo con el marxismo. Él denuncia la colonización ideológica, como se diría hoy, de las grandes universidades, en manos de un neo-marxismo promotor de relativismo y resentimiento, como notas distintivas. Hoy queda la deconstrucción, la desconfianza, la desnaturalización, la crítica. Todo esconde un interés egoísta. Diría Del Noce que se ve la verdadera faz de la revolución como esencialmente destructiva. Es interesante confrontar la explicación filosófica komariana y delnociana con las observaciones que hace Peterson desde una vía muy original, predominantemente psicológica, pero que se nutre de la literatura, de la historia, de estudios sobre comportamiento animal, combinándose para agudizar la mirada sobre la naturaleza humana.
Encontramos en estos estudiosos que el éxito cultural del marxismo es decretar la total provisoriedad de cualquier valor y la imposibilidad de afirmar algo como verdadero.
Peterson propone el camino de la madurez; es el arduo camino que nos toca a todos, de realizar aquello que somos profundamente, aceptándonos y enfrentando las dificultades de la vida de manera personal, sin victimizarse ni culpar a otros. Yo tengo una tarea en la que nadie puede reemplazarme, y debo asumirla con responsabilidad. No puedo descansar en sistemas, en leyes, en excusas, para delegar en otros lo que me corresponde.
La madurez es aceptar la diferencia. El niño que crece se da cuenta de que él no es la única realidad, y psicoanalíticamente hablando, madurará en la medida en que la figura paterna le enseñe que su madre no le pertenece, y que existen los límites. El otro, entonces, es necesario para un “yo” maduro.
El padre es necesario. Una de las fuertes coincidencias de nuestros autores es que la crisis actual es en gran parte un eclipse de la figura del padre. Hoy hay una grave crisis de la paternidad. 
Si acepto que hay otros, que son como yo, no puedo dar rienda suelta a mi capricho. Me encuentro con el otro, y con otras realidades, como algo dado, no puesto por mí. Madurez, por tanto, es aceptación de lo dado.
Peterson recurre al estudio de las langostas de mar, que comparten con los seres humanos un sistema nervioso que produce también serotonina, y que simplificado, ayuda a entender el comportamiento de estos crustáceos en la lucha por el alimento, el hábitat, la reproducción. Peterson muestra con su observación de las langostas que la desigualdad es un dato de la naturaleza. Las langostas “ganadoras”, que tienen mayor fuerza física, combaten con más éxito a sus rivales, y producen más serotonina, y estadísticamente consiguen lugares más seguros para vivir, más alimento, y otras características que les permiten tener vidas con menos stress y consecuentemente más largas. Esto ocurre hace millones de años. La diferencia jerárquica dada por naturaleza está allí, nos guste o no.
Es interesante que Peterson presente esta jerarquía natural frente a una dictadura cultural que quiere hacer desaparecer toda huella de la naturaleza. No es verdad que todo es una construcción social.
La diferencia entre unos y otros, es entonces un dato. Pero es también nuestra riqueza. Peterson nos muestra que frente a la desigualdad, algunos alimentan el resentimiento, y otros ven una oportunidad de crecimiento y un desafío a descubrir la potencialidad de lo real. El psicólogo repite en sus alocuciones que si algo caracteriza al marxismo y a autores neomarxistas es la ausencia de una “brizna siquiera de gratitud”.
Para quienes fuimos educados en el realismo, la gratitud es un sinónimo de atención a lo dado. La ingratitud es ignorancia. ¿Qué tienes que no hayas recibido?
La afirmación narcisista de sí mismo no genera sociedad, ni verdadera comunicación. Por eso la conversación genuina implica cierta madurez de sus partes. Peterson es un gran cultor del diálogo, en un mundo en que se predica esta palabra, pero se practica una fuerte censura sobre lo que no entra en ciertos cánones. Está mal visto cuestionar ciertos presupuestos de la nueva moral laica, en una “prohibición de hacer preguntas”, como llamaba Eric Voegelin[2] a esta forma de totalitarismo que, desde la intellighentzia cultural intenta eliminar toda pregunta por los valores eternos e inmutables, toda concepción contemplativa que busca ver el orden de las cosas.
En el diálogo Peterson se muestra dispuesto a examinarlo todo y a quedarse con lo más razonable. Es la búsqueda del Lógos, un intento de entender las constantes que definen al hombre y hablan de cómo está hecho, del orden subyacente a su naturaleza. Por eso sus reglas en 12 Rules for Life no se presentan como órdenes impuestas a la voluntad, sino como razones captadas que se vuelven palabras convincentes, y mueven a una adhesión interior.
Hace ya alrededor de cincuenta años describía Del Noce la época que vivía: “Fin de la religión, de la libertad y de la democracia, que será el fin de Europa: porque el principio por el que ha surgido la civilización europea es aquél de un mundo de verdades universales y eternas, de las que todos los hombres participan. El principio del Lógos, en otros términos”[3]. Europa no es un espacio geográfico, sino un “territorio ideal”, en que las personas contemplan por sí mismas las verdades inmutables, ideas platónicas, una realidad trascendente, de la que la naturaleza humana participa. Y es esta civilización la que se encuentra amenazada.
El vínculo entre religiosidad, libertad y democracia, explícito en Del Noce, también es patente en Peterson. Sus reflexiones sobre Solzhenitsyn y Frankl, sujetos libres frente a brutales totalitarismos, ponen este vínculo en evidencia[4]. En ellos Peterson rescata el valor de la persona humana, su fundamento trascendente, su capacidad de cambiar las cosas asumiendo lo propio con responsabilidad. Estos hombres supieron decir “yo” sin resentirse. Demostraron el poder de la persona individual consciente de sí misma, frente a los sistemas totalitarios que parecían invencibles.
Contra la matriz marxista de entonces y ahora, se afirma entonces ese valor absoluto de la persona. Komar siempre identificó la negación de la sustancia individual como la esencia del idealismo hegeliano, que de Hegel llega a Marx. En toda la filosofía clásica alemana el individuo desaparece, y en cambio existe la raza, la Humanidad, la clase. Esa disolución de la propia identidad es el trasfondo del pensamiento colectivista actual, y nos convence de que nuestro aporte individual no es nada frente al poder de los sistemas y de los grupos.
Komar decía que el peso de la acción individual está simbolizado en la figura de Ulises, en el Canto V de la Odisea, náufrago y lejos de la patria, pero aferrado a un leño. Komar decía que en la hazaña de Ulises se ve el “triunfo de la tenacidad personal”[5]. La apuesta por la vida personal, el conocimiento de uno mismo y el desarrollo de lo propio, son las salidas humanas que nos sugieren nuestros autores. La capitulación de la vida interior da lugar al totalitarismo. Es necesario cultivar la vida interior, escuchar la propia conciencia. Es necesario pensar, que es escucharse a sí mismo; considerar qué es verdaderamente valioso en la vida, distinguir lo bueno de lo malo[6].
Ya terminando podemos mencionar algunos de los temas que Peterson discute, desde una aproximación socrática y sin pretender reemplazar a nadie; cuestiones sobre la vida buena que siguen vigentes más allá de la voluntad de reescribir la naturaleza que tuvieron los intentos revolucionarios: la reflexión sobre el beneficio de postergar gratificaciones y organizar los impulsos inmediatos, en medio de la promoción de la “sexualidad libre”, que vive el puro presente y rebaja al hombre a la vida animal; la importancia del matrimonio, como la institución de la fidelidad, de la estabilidad, de la madurez del compromiso, en una sociedad líquida que no presenta juicios sobre lo bueno o lo malo; la necesidad de repensar la maternidad, porque no es solo la paternidad la que se encuentra en crisis, en una cultura que no les advierte a las mujeres universitarias que pocos años después de recibidas no les va a interesar sólo una carrera dinámica y una vida profesional desafiante[7], y la idea de que una civilización que deje de honrar la divina imagen de la Madre y el Niño y deje de ver esa relación como de trascendental y fundamental importancia, deja de existir como tal.
Sirva este comentario como invitación a seguir pensando los perennes temas de la tradición en confrontación con lo que nos toca vivir hoy. Ningún sistema, ningún pensador, nos exime de tomar nuestro puesto y responder al Lógos que nos interpela.
[1] Del Noce, A., Il problema dell´ateismo, Il Mulino, Bologna, 4ª ed., 1990, p. 569.
[2] Cfr. Del Noce, A., I caratteri generali del pensiero politico contemporaneo, I Lezioni sul marxismo, Giuffrè, Milán, 1972, p. 44.
[3] Del Noce, Augusto, L’epoca della secolarizzazione, Giuffrè, Milán, 1970, p. 96.
[4] Dice Peterson: “One of the major contributions of Aleksandr Solzhenitsyn´s masterwork, The Gulag Archipielago, was his analysis of the direct causal relationship between the pathology of the Soviet prison-work-camp dependent state and the almost universal proclivity of the Soviet citizen to falsify his own day-to-day personal experience”, 12 Rules for Life, Penguin Random House, Toronto, 2018, p. 215.
[5] Se puede escuchar la voz del Prof. Komar en la página de la Fundación Emilio Komar, https://www.fundacionemiliokomar.com/emilio-komar. Allí dice que en los griegos, especialmente en Aristóteles, tenemos la metafísica del ente particular.
[6] Cfr. Peterson, J., op. cit., p. 241.
[7] Cfr. McGuire, Ashley, https://ifstudies.org/blog/what-jordan-peterson-has-to-say-about-motherhood-might-surprise-you