23 de abril de 2025
Mario Šilar*
Para el Instituto Acton Argentina
La confianza: pilar de sociedades libres y virtuosas.
A propósito de la Exhortación Apostólica C’est la confance, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de santa Teresa del Niño Jesús.
Este bello mensaje del Papa Francisco sobre santa Teresita del Niño Jesús nos invita, con sencillez y profundidad, a redescubrir la grandeza de la confianza como camino hacia una vida auténticamente humana y llena de sentido. Teresita nos enseña que la confianza es un acto profundamente liberador, pues nos permite poner nuestro corazón fuera de nosotros mismos, en las manos de un amor infinitamente más grande (n. 1-3).
Una de las ideas más significativas de la Exhortación es la constante referencia que hace el Papa a la primacía de la acción divina, subrayada con énfasis. No somos autosuficientes: reconocer nuestra pequeñez, lejos de paralizarnos, nos abre al dinamismo fecundo de la gracia divina (n. 15, 16, 17). Esta humildad realista, que se abandona serenamente en la misericordia, es compatible con la convicción de que una vida virtuosa es posible precisamente porque Dios mismo actúa en nosotros (n. 17, 18). La virtud, desde esta perspectiva, se cultiva no solo por nuestros esfuerzos, sino especialmente por la apertura a la gracia, al don gratuito que transforma corazones y sociedades (n. 18). El texto también resalta el poder transformador del amor entendido como vocación personal. Francisco nos recuerda, siguiendo a santa Teresita, que el amor auténtico no es una abstracción sentimental, sino una fuerza concreta que mueve al alma hacia el compromiso con los demás (n. 31-34). Esta visión de la caridad, profundamente personal y al mismo tiempo orientada al bien común, encuentra eco en una visión del hombre como agente libre, capaz de actos heroicos en la simplicidad cotidiana (n. 36, 37).
La invitación de Francisco a superar la lógica autorreferencial es especialmente relevante (n. 17). En un mundo que tiende al individualismo y a la autosuficiencia, su llamado a la confianza y al amor nos devuelve al núcleo más genuino de nuestra humanidad: descubrirnos necesitados de otros y capaces de aportar positivamente al bien común (n. 39, 40). La confianza es así la base de una sociedad verdaderamente libre, porque solo quien confía plenamente puede entregar lo mejor de sí mismo en libertad y solidaridad, buscando el bien de los hermanos (n. 45). Y en este sentido, y aunque algunos lo puedan considerar casi como un maridaje algo forzado, desde el Instituto Acton Argentina se tiene la convicción de que las sociedades que cooperan pacíficamente –a través de las instituciones de mercado, en un marco de estado de derecho con gobiernos limitados y respeto a los derechos fundamentales–, en un marco institucional robusto, canalizan los incentivos de forma adecuada para que las personas ‘se orienten hacia los demás’. Se logra, de este modo, armonizar el legítimo autointerés por la mejora personal, con la preocupación por servir a los demás.
En consonancia con lo anterior, Teresita nos enseña a través del Papa Francisco que el verdadero liderazgo espiritual no se ejerce desde la pretensión del poder, sino desde la pequeñez y la humildad auténtica (n. 16, 17, 40). Es desde esa pequeñez confiada donde emergen grandes cambios espirituales y culturales, permitiendo construir un mundo donde la libertad se realiza plenamente en el amor y en el servicio a los demás (n. 41, 42). Sin duda, este aspecto también es plenamente compatible con la convicción de que la vida social se realiza en las acciones concretas de personas humanas individuales, de carne y hueso, que viven en relación junto a otras, lo que se conoce en la tradición anglosajona como órdenes ‘bottom-up’ o emergentes.
El mensaje también nos interpela a reconocer que la auténtica libertad no consiste simplemente en la ausencia de restricciones externas, sino en la capacidad interior de elegir el bien con alegría (n. 24, 25). La confianza es precisamente lo que permite a cada persona superar el miedo al fracaso y a la incertidumbre del futuro, apostando por la libertad creativa y emprendedora que busca incansablemente el bienestar integral propio y ajeno (n. 21, 22). En consonancia con esto, Francisco destaca que la santidad no es una meta reservada a unos pocos privilegiados, sino una posibilidad abierta a todos mediante actos cotidianos libres y llenos de significado (n. 14, 15). Este llamado universal a la santidad conecta directamente con una visión integral del desarrollo humano y económico: una sociedad libre y virtuosa se edifica cuando cada persona asume su vocación personal desde la confianza plena en el amor divino (n. 48, 49).
Asimismo, la exhortación nos recuerda que en la sencillez y en la vida ordinaria se encuentra el verdadero potencial para la transformación social (n. 35, 36). Al enfatizar la sencillez y la humildad como claves de un liderazgo auténtico, el Papa nos ofrece un modelo que se aparta radicalmente del culto contemporáneo al éxito superficial y a las apariencias, a la lógica del poder como herramienta de ‘transformación social’, y nos invita a redescubrir la dignidad inherente a la vida sencilla vivida con amor y entrega (n. 52).
Por último, esta profunda reflexión sobre la confianza y el amor subraya la importancia fomentar de comunidades robustas, resilientes, basadas en relaciones auténticas y en la solidaridad activa (n. 53). En un mundo cada vez más fragmentado, el mensaje de santa Teresita se presenta como un llamado urgente a reconstruir el tejido social a partir del amor, la generosidad y la cooperación, valores esenciales para una verdadera economía del bien común, que respete la dignidad de personas libres y responsables.
*Mario Šilar es Es profesor de Ética en la Facultad de Ciencias Económicas en la Universidad de Navarra (España). Miembro del Consejo Académico y Senior Researcher del Instituto Acton Argentina, y miembro del Centro Diego de Covarrubias (España).
Deja tu comentario