Por Osvaldo Schenone
Septiembre 2025
Para el Instituto Acton Argentina
Kenneth Arrow (1921-2017), premio Nobel en economía 1972, planteó la pregunta ¿es posible agregar, añadir, las preferencias de las personas en un grupo (sociedad, país, nación, pueblo, tribu, la clase alta, media o baja, etc.) para expresar la preferencia del grupo? En otras palabras ¿existe la preferencia del grupo o sociedad?
La respuesta es afirmativa si y sólo si todos los miembros tienen la misma preferencia; es decir si hay absoluta y total unanimidad. Tal preferencia en común es la preferencia de la sociedad.
Pero si los miembros tienen preferencias diversas, la sociedad no puede tener una preferencia definida; solamente las personas son capaces de tener preferencias. Este resultado, publicado en el Journal of Political Economy en 1950 y en el libro Social Choice and Individual Values (J. Wiley, N. York, 1963), es el Teorema de la Imposibilidad.
La existencia de la preferencia de la sociedad requiere que reúna 5 requisitos, a saber:
(1) Debe ser una preferencia completa y transitiva; es decir, al comparar 2 situaciones la sociedad debe poder decir si prefiere una o la otra, o es indiferente, pero no que son incomparables y declarar que no se puede establecer si una es preferible a la otra o son indiferentes. Además, si la sociedad prefiere una a la otra y ésta, su vez, a una tercera, entonces la sociedad prefiere la primera a la tercera.
(2) Debe ser una preferencia universal; es decir, debe revelar la preferencia de la sociedad cualquier sea el grado de diversidad en las preferencias individuales; no limitarse a que todas las personas unánimemente prefieran lo mismo.
(3) Debe ser consistente con el criterio de Pareto; es decir, si algunos miembros prefieren una situación a otra y nadie prefiere la segunda a la primera, entonces la sociedad debe preferir la primera a la segunda.
(4) Debe ser independiente de alternativas irrelevantes; es decir, si una sociedad prefiere una situación a otra, exista o no una tercera opción, la existencia de ésta no puede alterar la preferencia de la sociedad entre las dos primeras.
(5) Debe excluir la dictadura; es decir, la preferencia de la sociedad no puede coincidir con la de alguien que prefiere una situación, a pesar que los demás prefieren otra.
El Teorema de la Imposibilidad dice que el cumplimiento simultáneo de los cinco requisitos es lógicamente imposible. La sociedad no es capaz de tener preferencias; sólo las personas eligen, prefieren, deciden.
Este resultado es un fundamento estricto, con la precisión y el rigor de un teorema, del Individualismo Metodológico: el sujeto de estudio es el individuo, no la sociedad.
A pesar del Teorema de la Imposibilidad algunos (no todos) analistas, comentaristas, politólogos, sociólogos y similares argumentan, a veces con elocuencia, que “la sociedad prefiere” más gasto público en salud o educación, menos desigualdad de riqueza o ingreso, menos inflación, matrimonio igualitario, independencia del FMI, protección a la industria nacional, o al arte nacional, o al deporte nacional, etc.
Cualquier resultado electoral es, asimismo, presentado como “la elección de la sociedad” cuando, en realidad, es el resultado de acuerdos electorales, del sistema de votación, de lo que valen los votos (sistema D’ Hondt o similares), y/o del diseño de las jurisdicciones electorales.
En Argentina se argumenta, con demasiada insistencia, que la elección legislativa en la provincia de Buenos Aires de septiembre de 2025 revela que “la sociedad prefiere” más financiamiento a las universidades y al Hospital Garrahan y menos atención al equilibrio fiscal o a la tasa de inflación y que “la sociedad castiga” electoralmente a un gobierno sin sensibilidad social, que reduce la asistencia a quienes “la sociedad eligió” para asistir.
Una mejor interpretación de esos resultados electorales, menos sesgada ya que reconoce el Teorema de la Imposibilidad, es atribuirlos a que los votantes con reducida asistencia del gobierno son numéricamente más numerosos que quienes conservaron tales auxilios o no les interesa que éstos se reduzcan. Simplemente, por esa razón son más los que votaron en contra que a favor. Son las personas, no la sociedad, quienes votan en contra del gobierno cuando éste les reparte menos recursos ajenos.
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