Por John Addison Teevan

¿Qué haría falta para tener una sociedad completamente justa en lugar de simplemente conformarse con dirigir a la sociedad hacia la justicia? Tres opciones vienen a la mente. En primer lugar, una sociedad justa sería aquella en la que todas las injusticias sean prevenidas o castigadas. La prevención de la injusticia requeriría leyes y liderazgo civil que consideraríamos excesivamente fuertes.

El castigo parecería requerir un enfoque de ojo-por-ojo (o al menos enfoques de dinero-por-ojo o tiempo-en-prisión-por-ojo), como también un gobierno que lleva una “terrible espada veloz”, posiblemente con una tendencia a actuar como Hermano Mayor. Esto requiere una definición única de la justicia sobre la base de valores que se acuerden y sean exigibles.

Una segunda opción sería una nación de personas que son lo suficientemente justas de carácter propio como para evitar que la injusticia se produzca. Esto se llama rectitud (righteousness) y, aunque podría haber caracterizado a Israel (o a Camelot), ni siquiera caracterizó al Edén por mucho tiempo.

La tercera opción sería que el mismo Dios esté presente castigando a la injusticia con perfección. Cuando la situación de Israel se acercó a esto durante el éxodo y la peregrinación en el desierto, la gente era miserable y se quejaba de todo. No eran rectos; resentían activamente la justicia de Dios.

Sobre la base de estas tres opciones, una justicia sólida parece requerir la combinación de una presencia divina y de gente recta. Los cristianos ven esto como una combinación de justicia, religiosidad y rectitud. Dado que la sociedad está lejos de ser perfecta, también requerirá de una inmensa cantidad de compasión para aliviar la injusticia y el sufrimiento en el ámbito social.

John Rawls, el líder pionero del movimiento de justicia social, tuvo un enfoque totalmente secular sorprendentemente similar, que algunos han identificado como «institucionalismo trascendental”. Al igual que muchos de los proyectos de la Ilustración, se trataba de un esfuerzo para mantener las cosas buenas del Cristianismo pero sin Dios, sin la Biblia, y sobre todo sin Jesús. Rawls vio a la justicia social teniendo sus cimientos en la sociedad y no en Dios.

Estas sociedades ideales son dignas de consideración, pero también vale la pena señalar que Jesús prometió tal sociedad; el futuro reino de Dios. La iglesia misma existe ahora como la nueva sociedad en forma provisional —o mejor, la nueva sub-sociedad en medio de la sociedad secular, donde la justicia, la compasión, la fraternidad y el amor pueden florecer.

Anhelamos esa la sociedad utópica y lamentamos que la iglesia no esté a la altura de ese ideal. En consecuencia, cuando los cristianos ven el término justicia social, instintiva, pero equivocadamente, piensan en asuntos que nos conciernen solo a nosotros. Pensamos en el reino de Dios y comenzamos a preguntarnos qué tanto hemos de trabajar por él y esperar hoy ese reino. Nos preguntamos si el evangelio del reino de Jesús o el evangelio paulino de la justificación es correcto. Estas pueden ser preguntas interesantes dentro de la burbuja evangélica, pero nadie más piensa en la justicia social en términos del reino de Dios.

También podemos pensar en cómo se separan los aspectos sociales del Evangelio del evangelismo y la forma en que están siendo reunidos en la actualidad, con un énfasis en la justicia social para ayudar a esa reunión. Aunque interesante, esta línea de pensamiento no ayuda a movernos a una respuesta coherente a las cuestiones de justicia social en el mundo «real» o material.

Sin embargo, debido a que escuchamos hablar de la justicia social y vemos las necesidades del mundo, queremos responder en formas que sean pertinentes. Como laicos, pastores, o incluso líderes de misiones y agencias de servicios, debemos responder a esas necesidades en términos bíblicos (es decir, la compasión), en lugar de distraernos con la «justicia social”.

Richard Stearns, Presidente de World Vision United States, indigno de elogio, en su libro The Hole in Our Gospel [el agujero en nuestro evangelio], la pobreza ya no puede ser considerada normal en un mundo rico, sino que tiene que debe haber alguna «injusticia [que] es a menudo la ‘causa detrás de la causa‘». Este es un análisis perceptivo, pero Stearns parece haber dado un salto acrítico hasta la conclusión de quienes defienden a la justicia social. Él ve que los culpables obvios de hoy en día son las empresas del Occidente moderno, ya que han torcido la curva de distribución del ingreso haciéndola extrema.

Hay otros culpables, pero culpar a los gobiernos parece ser un tabú, ya que World Vision, junto con todas las demás organizaciones no gubernamentales (ONGs), deben trabajar con los gobiernos para su financiación y el acceso a los pobres. Además de eso, los gobiernos a menudo se presentan como amigables con el pobre y faltos sólo en dinero y recursos, cuando más a menudo la verdadera «carencia» en las naciones más pobres es la rectitud, aunque los gobiernos tienen un «excedente» notable de corrupción.

Repentínamente, la justicia se está redefiniendo como la distribución equitativa de los ingresos. World Vision y otras ONGs están apoyando a los gobiernos nacionales para corregir la injusticia como si fuera causada enteramente por las corporaciones occidentales. Este enfoque de buen-gobierno/mala-empresa es una distracción de los mejores propósitos, metas y la naturaleza de la ayuda que los cristianos deberían proporcionar en el mundo a medida que tratamos de hacer buenas obras para que podamos «hacer atractiva a la enseñanza acerca de Dios nuestro Salvador»(Tito 2:10). Bien puede ser que «el agujero en nuestro evangelio» sea un fracaso de esas buenas obras. El punto es que los cristianos están ingenuamente tratando de coincidir con la jerga y el código de palabras de nuestros días sin darse cuenta de que la justicia y la justicia social no son términos intercambiables.

La distinción fundamental que la palabra justicia nos obliga a considerar es si el agujero en nuestro evangelio es uno de compasión voluntaria, tal como se expresa a través de los cristianos y la iglesia para ayudar a los individuos y las comunidades, o si la justicia lleva consigo la obligación de avanzar rehaciendo a la sociedad.

Es importante tener en cuenta que si el fracaso de los cristianos es uno de compasión, entonces los cristianos pueden responder con acciones de compasión en términos de alivio y restauración. Si, por otro lado, nuestro fracaso es uno de la injusticia bíblica, entonces los cristianos podrían ser requeridos para buscar justicia mediante la reforma de las instituciones sociales injustas que oprimen a las personas, especialmente en las naciones en desarrollo, como exhorta el pastor y apologista Tim Keller de la ciudad de Nueva York.

Buscando la paz y la armonía (Shalom) de Dios como el bien supremo para el hombre, Keller indica que hacer justicia significa «vivir de una manera que genera una comunidad fuerte donde los seres humanos pueden florecer… La única manera de volver a tejer y fortalecer el tejido es tejiéndote a ti mismo en él”. Keller, fundador de la Redeemer Presbyterian Church en Manhattan, continúa: «Los seres humanos son como esos hilos lanzados juntos sobre una mesa. Si mantenemos nuestro dinero, el tiempo y el poder en nosotros mismos, para nosotros mismos, en lugar de enviarlos a la vida de nuestros vecinos, entonces podemos estar literalmente uno arriba del otro, pero estamos entretejidos social, relacional, financiera y emocionalmente … Volver a tejer el shalom significa enhebrar, bordar, planchar tu tiempo, bienes, poder y recursos con sacrificio en las vidas y necesidades de los demás”.

Una vez que reconocemos la verdadera naturaleza de la justicia bíblica, incluyendo su aplicación a los pobres y marginados de la sociedad, debemos perseguir con entusiasmo la justicia en términos bíblicos para servir al Maestro, no en términos seculares (es decir, de justicia social) para complacer a aquellos que quieren ideales de apariencia bíblica, pero con poco o ningún compromiso con Jesús.

Nota

La traducción del articulo Issues of Justice, publicado por el Acton Institute el 18 junio 2014, es de ContraPeso.info: un proveedor de ideas que explican la realidad económica, política y cultural que sostiene el valor de la libertad responsable y sus consecuencias lógicas.

El artículo fue adaptado del nuevo libro de la Christian’s Library Press, Integrated Justice and Equality de John Addison Teevan.