Por Mario Silar
Para El Cronista
Acercarse a las periferias de la existencia es un rasgo de identidad de quien ocupa hoy el centro de la Iglesia en la cátedra de San Pedro. La honda preocupación que el Papa Francisco siente por los más necesitados está impulsando una renovada reflexión sobre el mensaje que la Iglesia debe transmitir en un mundo marcado por la incertidumbre generada a partir de la crisis económica de 2008, y la Gran Recesión posterior.
El escenario global con países y regiones que están retomando la vía del crecimiento, mientras otros países siguen estancados y otros incluso sufriendo el drama de la destrucción y la guerra obliga a reconsiderar el rol de la justicia social en un contexto donde las brechas sociales y la desigualdad parece ampliarse. Actualmente en Europa cada vez más voces plantean la inviabilidad del Estado de bienestar tal como existe en la actualidad. Al mismo tiempo, otras voces proponen reforzar el rol del Estado frente a mercados globalizados en los que el poder económico y financiero parece doblegar la soberanía de los estados. La Iglesia no permanece ajena a este debate y recientemente esta problemática ha sido abordada por expertos de diversos países en varios foros no solo en Roma sino en distintas ciudades de América y de Europa. Si bien la enseñanza de la Iglesia no actúa en el plano de las políticas económicas concretas que se deben tomar, no puede tampoco desentenderse de las condiciones jurídicas e institucionales necesarias para que el ser humano pueda desplegar todo su potencial.
Por ello diversos hombres de Iglesia llevan años analizando el rol de las instituciones de libre mercado y de la sociedad civil para el desarrollo y bienestar de la comunidad humana. Sin duda existe una conexión íntima entre libertad política, económica y religiosa. Cuando una de ellas es perseguida y anulada, de un modo más o menos veloz pero inevitable se terminan comprometiendo las otras también. El autoproclamado Estado Islámico (ISIS) es una prueba de ello: la persecución religiosa y política, está unida a fuentes opacas de financiación y a un control económico de las zonas de influencia que pone de manifiesto el carácter inescindible de las distintas libertades señaladas.
En este marco, el Acton Institute, un Think Tank con sede en Grand Rapids (EE.UU.) dedicado a promover una sociedad de personas libres y virtuosas, está celebrando una serie de encuentros en distintas regiones del globo para explorar con mayor detalle la relación entre libertad religiosa, libertad política y libertad económica. El primer encuentro tuvo lugar en abril de 2014 en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, el segundo se llevó a cabo en noviembre pasado en Washington DC. El siguiente encuentro, bajo el título Libertad religiosa, política y económica, una e indivisible. El cristianismo y los fundamentos de la sociedad libre, reunirá a expertos de los Estados Unidos y de Europa y tendrá lugar en la ciudad de Buenos Aires, en la sede la Universidad Católica Argentina, el próximo 18 de marzo a partir de las 13.
El Magisterio social ofrece agudas enseñanzas sobre la necesidad de abordar los problemas socio-económicos desde una perspectiva integradora y abierta a lo trascendental. A lo largo del siglo XX la Iglesia ha ofrecido un claro mensaje de defensa de la libertad política y religiosa. Al mismo tiempo, paulatinamente, se ha ido reconociendo más claramente la necesidad de la libertad económica para la mejora de las condiciones de vida de los seres humanos.
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