Por Alex Chafuen
Fuente original: IEEP
Comparto su esperanza, pero su sueño sólo se hará realidad si cada uno de nosotros se esfuerza en transformar a nuestras familias en iglesias de gozo y respeto, y así servir de imán y ejemplo al resto.
Aunque desde hace cuatro décadas estudio religión, teología, y filosofía, mi concentración es la economía. Desde mis inicios de estudios universitarios en la Pontificia Universidad Católica de Argentina, los temas de ética social siempre estuvieron presentes. Es en el tema de la familia, y la persona humana donde la verdadera economía más se entrelaza con la religión. Es por eso que me atrevo a comentar sobre la homilía del Santo Padre sobre la familia.
En esta, el Papa Francisco se enfoca poco o nada en la economía como tema técnico, pero tiene toda la razón filosófica y empírica para señalar que “La familia es el hospital más cercano, cuando uno está enfermo lo cuidan ahí mientras se puede, la familia es la primera escuela de los niños, es el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, es el mejor asilo para los ancianos. La familia constituye la gran «riqueza social» que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudada y potenciada, para no perder nunca el justo sentido de los servicios que la sociedad presta a sus ciudadanos.”
Allí donde se necesita salud, educación, y cuidado por los ancianos, la familia es la unidad básica, de allí que es parte esencial de lo que el Papa Francisco denomina como “riqueza social.” El premio Nobel Gary Becker, quien hasta el momento de su muerte fue miembro del Comité Pontificio de Ciencias en el Vaticano, utilizaría el término “capital humano.”
Según el Santo Padre, la creación de un marco legal adecuado para el florecimiento de la familia, fundado en la dignidad humana y respetuoso del principio de subsidiariedad, es algo que las instituciones de la sociedad le deben a las familias. En su homilía remarcó “estos servicios que la sociedad presta a los ciudadanos, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera «deuda social» respecto a la institución familiar, que es la base y laque tanto aporta al bien común de todos.”
Al realzar la familia Francisco confronta concepciones erróneas acerca de la persona humana. Las personas no somos una simple colección de sustancias químicas, tampoco somos meros individuos, sin alma ni sentido social. Las dos instituciones básicas de una sociedad libre, la propiedad privada y la familia, tienen un lugar importante en la doctrina social de la iglesia. Ambas están también bajo ataque. El Papa Francisco vivió la mayoría de su tiempo en un país que figura entre los que menos respetan el derecho de propiedad, por eso, para mí, entiende mejor el rol esencial de la familia que el de la propiedad privada.
En otras homilías y documentos el Papa menciona el daño que el materialismo y el afán desmedido de ganancias producen en las familias. Pero el Estado sobre-extendido también produce daños. El crecimiento del tamaño del gobierno, que en la mayoría de los países es tres veces más grande que hace un siglo, es un desafío de envergadura. El Estado ha crecido como un proveedor de servicios y el llamado “Estado de bienestar,” especialmente en algunos países de Europa, ha debilitado el sentido de responsabilidad y solidaridad. Suelo señalar que “el modelo del buen samaritano ha sido reemplazado por el modelo de los buenos burócratas y tecnócratas.”
El Papa también es testigo del agresivo ataque contra la familia. Las familias han sido los mejores ministerios de bienestar social. Los estudios empíricos muestran que los niños que son criados la mayor parte de su vida con el mismo padre y madre tienen mejores pronósticos en cuanto a florecimiento humano. Esta es una realidad contundente que la dictadura del relativismo intenta esconder. En la medida en que los seres humanos tienen necesidades sociales, si las familias siguen siendo destruidas, cabe pensar que será el Estado el que ocupe ese lugar. Los “liberales” que no se preocupan por la familia y defienden un individualismo que niega lo social terminan con cavarse su propia tumba.
El Papa termina en forma optimista acerca de futuros tiempos donde beberemos el mejor vino y donde disfrutaremos más del “gozo de vivir en familia.” Comparto su esperanza, pero su sueño sólo se hará realidad si cada uno de nosotros se esfuerza en transformar a nuestras familias en iglesias de gozo y respeto, y así servir de imán y ejemplo al resto.
*Dr. Alex Chafuen es Presidente de Atlas Network www.atlasnetwork.org
Este artículo es un comentario a la Homilía del Papa Francisco sobre la familia en la misa celebrada en el Parque Samanes en Guayaquil. https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-homilia-del-papa-sobre-la-familia-en-el-parque-samanes-en-guayaquil-54183/
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