Por Joaquín Azpitarte

3 de diciembre de 2015

Es sorprendente ver como habitualmente, y sin entrar en la profundidad de lo patológico, el hombre moderno no se ha realizado las preguntas oportunas que doten de sentido su vida y que, por lo tanto, lo encaminen hacia lograr algo parecido a lo que podríamos llamar felicidad.

El ser humano, como homo empresarius que es, necesita de una misión vital que le otorgue plenitud a su razón de existir. Desde este punto de vista es indisociable la empresarialidad, tal y como es entendida habitualmente, es decir, con ánimo de lucro, de aquella realizada por placer o altruismo. Cada una de ellas puede dotar de sentido la propia existencia hasta el punto de que sean parte esencial de la misma. La responsabilidad, como elemento central de la vida del hombre, no sería algo que surge a posteriori de la acción, como pudiera deducirse de una visión más común y jurídica de la misma, sino que nace de la toma de conciencia de la propia existencia que nos llama a hacernos responsables para dotar de sentido nuestras vidas.

En su libro Logoterapia y Análisis Existencial Viktor Frankl analiza las causas que subyacen a la neurosis del hombre moderno y que encuentran su origen en su vacío existencial. «Para J. H. Schultz” dice Frankl “La neurosis es precisamente un caso de vida sin sentido”. Para C. G. Jung la neurosis es “el sufrimiento del alma que no ha encontrado su sentido»”[1].

Si es a través de la constatación de nuestra propia existencia como surge la consciencia, es a través de esta última como nace la responsabilidad. La responsabilidad es, por lo tanto, inherente a nuestra realidad psíquico-mental, y nos conduce indefectiblemente a observar que “la categoría última que debemos incluir en nuestra idea de hombre”[2] debe ser la de “la realización, la del hallazgo de sentido”[3].

Viktor Frankl lo explica de la siguiente forma: «La existencia humana consiste en el ser responsable junto al ser consciente. Le hacemos consciente de su responsabilidad como sostén básico de su existencia. El hombre consciente de su responsabilidad de alguna manera se encuentra forzado a evaluar desde esta misma responsabilidad”[4]. “Ser yo quiere decir ser consciente y responsable”[5].

Cómo evalúa, corresponde ya al ámbito de la libertad. Pero lo importante aquí es saber que, el ser humano, por el mero hecho de serlo, se ve obligado a actuar, a responsabilizarse y a dotar su vida de sentido, si quiere hacer de ella algo pleno. El hallazgo de sentido representa para Frankl “una magnitud vectorial. El hallazgo de sentido está orientado”, dice, está “dirigido a aquellos valores que cada persona individuo debe realizar en la unicidad de su existencia”[6].

Por lo tanto, partiendo de la dimensión consciente e individual del hombre, nos adentramos en la responsabilidad individual como elemento que nos permite proyectarnos hacia nuestra misión en la vida, cualquiera que sea esta. Sin misión el hombre será un conjunto de acciones inconexas hacia ningún sitio.

En su obra, Logoterapia y Análisis Existencial, Viktor Frankl, realiza aportes a la psicoterapia que serían de aplicación directa al hombre sano y en particular al hombre emprendedor. De este modo, y parafraseando a Frankl[7], en el mundo de la empresa, podemos preguntarnos ¿Ante quién se siente responsable el emprendedor? ¿Se siente responsable ante su propia conciencia, ante los demás o ante Dios? ¿De qué se siente responsable? es decir ¿A qué valores concretos se orienta y sirve? ¿En qué dirección encuentra el sentido de su vida y qué tareas cumplen con este sentido? Estas preguntas, y sus respuestas, son esenciales para evaluar la misión del individuo y de la empresa como entidad dotada de acción. “De esta conciencia de la tarea específica de cada individuo se deriva automáticamente la conciencia de la responsabilidad frente a esta y a veces incluso el sentimiento de cierta misión”[8]. Misión que tendrá un componente espiritual importante frente a los objetivos más concretos de la misma.

Este proceso de toma de consciencia es el único que puede encaminarnos hacia la senda de lo que queremos de nosotros en la vida y el que nos dotará de la fuerza necesaria para desarrollar nuestra naturaleza emprendedora.

“En la lucha contra las dificultades o en el aguante de lo inevitable”, dice Frankl, “nada hace más fuerte a un hombre que el sentimiento de tener una tarea única y de ser insustituible para su realización”[9]. Solamente será necesario “recurrir a un valor que, como valor ético puramente formal, no implica orientación alguna hacia valores concretos: el valor de la responsabilidad”[10]. En este proceso, “la conciencia vaga de responsabilidad se convierte en la conciencia específica de misión, en la experiencia vivida de su colocación dentro del mundo con una tarea personal muy concreta. Nada hace superar al hombre tanto, nada es capaz de activarlo más, nada le hace superar las molestias o las dificultades tanto como la conciencia de la responsabilidad personal, la experiencia vivida de su misión especial”[11]. Este proceso de toma de conciencia de nuestra responsabilidad y de hallazgo de cierta misión vital, debe por lo tanto trascender la esfera íntima de nuestra espiritualidad, y debe manifestarse plenamente en nuestro actuar como individuos libres, y más concretamente como empresarios, protagonistas únicos y responsables de nuestras insustituibles vidas. “Ser yo quiere decir ser consciente y responsable”[12].

Y es que, “lo espiritual no es sólo una dimensión propia del hombre sino que es dimensión específica de este. La persona es un individuo, la persona es algo indivisible. No se puede subdividir ni escindir precisamente porque es una unidad. No se puede dividir ni fundir porque no es sólo unidad sino también totalidad”[13]. “De las realidades existenciales del hombre forman parte la espiritualidad, la libertad y la responsabilidad del hombre”[14]

La visión psicoterapeuta de Viktor Frankl nos abre por lo tanto multitud de posibilidades para el análisis empresarial. Entre ellas la simple analogía entre la interesante visión clínica del hombre y los problemas a los que comúnmente nos enfrentamos las personas sanas en busca de objetivos vitales y empresariales que doten a nuestra vida de sentido y de plenitud.

Bibliografía
FRANKL, V (2011). Logoterapia y Análisis Existencial. Madrid. Herder Editorial
 
[1] FRANKL (2011) p. 22
[2] FRANKL (2011) p. 19
[3] FRANKL (2011) p. 19
[4] FRANKL (2011) p. 23
[5] FRANKL (2011) p. 41
[6] FRANKL (2011) p. 20
[7] FRANKL (2011) p. 23
[8] FRANKL (2011) p. 25
[9] FRANKL (2011) p. 25
[10] FRANKL (2011) p. 36
[11] FRANKL (2011) p. 47
[12] FRANKL (2011) p. 41
[13] FRANKL (2011) p. 68
[14] FRANKL (2011) p. 77