Julio de 2016

Por Tobías de Marcos

«Una idea es como un virus. Resiliente, muy contagiosa. La semilla más pequeña de una idea puede crecer para definirte o destruirte». Con esa sentencia, Dom Cobb, interpretado por Leonardo Di Caprio en Inception, explicaba el poder de las ideas. Siempre decimos que en el Instituto Acton trabajamos sobre ellas pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de “ideas”? Y, ¿por qué decimos que es tan importante debatirlas para transformar la realidad de tantas familias sumidas en la pobreza y el abandono.

A veces se las relaciona con inventos, o con modelos de negocios disruptivos. Internet, la electricidad, la democracia, incluso la rueda pueden haber parecido cosas novedosas y geniales. Pero a lo que nos referimos es algo anterior. Las ideas son supuestos, prejuicios, predisposiciones y preconceptos sobre la realidad. Y llamamos a un conjunto de ideas, “paradigma”. Todos tenemos uno, es inevitable. Y su contradictorio poder radica en que nuestro paradigma absorbe la realidad y la interpreta para nosotros.

Si se nos permite la analogía, podríamos decir que cada idea es como un determinado nivel de luces y sombras, de contraste y saturación, de opacidad y transparencia. Y un paradigma sería entonces, un filtro de Instagram… No existe el #NoFilter. Todos vemos a través de uno, lo queramos o no.  

John Maynard Keynes, filósofo y padre de la economía matemática, decía en su Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero.

     «Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, tanto cuando son correctas como cuando no lo son, son más poderosas que lo que es comúnmente entendido. De hecho el mundo está regido por poco más. Los hombres prácticos, que se creen totalmente exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente los esclavos de algún difunto economista. Locos en posiciones de autoridad, que oyen voces en el aire, destilan su frenesí de algún escritorzuelo académico de algunos años atrás».

Esta definición, posiblemente la única rescatable de todo el extenso tratado según el genial Martín Krause, nos da un montón de claridad sobre cómo actuar en nuestro mundo hoy: si tenemos críticas sobre la sociedad en la que vivimos, si creemos que las situaciones de injusticia no se soportan, es hora de que empecemos a trabajar con intensidad en el plano de las ideas.

Todo el trabajo que se hace con los más necesitados, y el esfuerzo que se vuelca en mejorar su situación concreta, es importantísimo. Nuestro mundo social, y de la Argentina en particular, no es para sentirse orgullosos. Nos llama a arremangarnos y empezar a poner parches, para solucionar emergencias. Si no, se pierden vidas.

Hay parches mejores que otros. Por ejemplo, uno se puede llamar Plan Argentina Trabaja. Pero es sólo un parche. Otro será la Asignación Universal por Hijo. Pero es sólo un parche. Otro podría ser un emprendimiento. Esto también, es sólo un parche… Un Techo Para Mi País, Ministerio de Desarrollo Social, Plan Procrear, Quiero Ayudar, Cáritas, etc… Todos parches. Tan necesarios para salvar las vidas de hoy como ineficaces para salvar nuevas vidas mañana.   

Después de más de medio siglo de populismo, los argentinos estamos llamados a sentarnos a pensar el país que queremos. Aunque nos aburra, todos tenemos que empezar a participar en debates académicos, en ateneos de jóvenes, en el estudio y diseño de políticas públicas, y en encontrar las ideas que más nos hagan desarrollarnos como sociedad y como individuos.

Este humilde escritorzuelo tiene sus ideas sobre las beneficios del estado reducido y del libre comercio internacional. Pero pueden ser objeto de debate en otro artículo futuro. Por ahora, los convoco a pensar. A que como sociedad preocupada por los más vulnerables sigamos atajando los penales que nos trae el día a día (porque cada gol que nos hacen es una vida que perdemos a las garras de la injusticia). Pero además que empecemos a pensar el plan táctico y estratégico que nos va a hacer dejar de cometer faltas en el área a cada rato. Aclaración: no sé en la metáfora qué son las pelotas que no van al arco pero en estos contextos no puedo evitar decirlo: #NoTeVayasLio


Desde el Instituto Acton, los convocamos a todos los que quieran pensar este país. Lo haremos con humildad, y sin la certeza de tener todas las respuestas. Queremos pensar las instituciones que reflejen nuestra naturaleza libre y creativa, en virtuosa armonía con las enseñanzas del cristianismo, y el evangelio. ¿Quién se suma?