5 de febrero de 2017
por Nicolás Cachanosky (Traducción del inglés de Gustavo Alejandro García)
Fuente: Punto de vista económico
La tasa de interés es uno de los conceptos más confusos en economía. ¿Qué son en realidad? ¿Cuál ha sido su rol en las distintas crisis económicas tales como la burbuja inmobiliaria de los 2000s?
Lo primero que hay que aclarar es lo que la tasa de interés no es. Algunos seguidores de las teorías de John Maynard Keynes sostienen que la tasa de interés es “el precio del dinero”. Esto debe ser dicho tan claro como sea posible: la tasa de interés no es el precio del dinero.
Veámoslo con un ejemplo simple. Supongamos que Juan le entrega 10 manzanas a Pedro a cambio de recibir 11 manzanas dentro de un año. Es claro que este acuerdo es un préstamo. También es claro que se aplica una tasa de interés del 10%. Sin embargo, este acuerdo no involucra dinero.
¿Diría usted que porque este préstamo se realizó en manzanas la tasa de interés es el precio de las manzanas? Probablemente no.
De hecho, las tasas de interés no son un fenómeno monetario. El ejemplo del préstamo de las manzanas pudo haber ocurrido en una época pre-monetaria de la economía. Es decir, las tasas de interés existieron antes que el dinero.
El Precio del Dinero y el Precio del Tiempo
Entonces, ¿qué es el precio del dinero y qué son las tasas de interés? Primero, el precio del dinero, como el de cualquier otro bien, es lo que un individuo debe pagar por comprar dinero. Cuando usted va a la cafetería a comprar un café, usted compra el café entregándole dinero a la cafetería. En el mismo acto la cafetería le compra su dinero vendiéndole café.
Vender bienes es comprar dinero. Cuando compramos un bien estamos vendiendo dinero al comerciante.
¿Qué es, pues, una tasa de interés? Hemos aprendido que una tasa de interés no es el precio del dinero. Una tasa de interés es el precio del tiempo.
Consideremos de nuevo el ejemplo de las manzanas donde Pedro le pide a Juan 10 manzanas prometiéndole devolver 11 manzanas un año después. Si el préstamo fuera por más de un año Pedro debería devolver más de 11 manzanas.
Si usted me pide que le preste 100 dólares que yo podría gastar hoy, usted debería devolverme más de 100 dólares. ¿Cuánto más? Eso dependerá de cuánto yo esté dispuesto a esperar teniendo en cuenta lo que yo puedo comprar hoy con esos 100 dólares. Así como los precios de mercado reflejan el valor de intercambio de los bienes, las tasas de interés reflejan el valor de intercambio del tiempo.
De dónde proviene la confusión
¿De dónde proviene la idea de que la tasas de interés es el precio del dinero? Podemos señalar dos fuentes. Primero, a través de la influencia de las ideas de Keynes, que no sólo se expresaron en sus textos sino también en numerosos manuales de texto y modelos económicos.
Segundo, así como no podemos guardar el tiempo en una caja e intercambiarlo por otro bien, tampoco podemos observarlo en forma directa. En consecuencia, para poder hacer una transacción que lo represente necesitamos la ayuda de algún otro bien. El bien más conveniente para esta tarea es el bien más comúnmente utilizado en los mercados: el dinero. Por eso el banco le presta dólares, no manzanas. Los préstamos se hacen en dinero porque es conveniente, no porque la tasa de interés es el precio del dinero.
Pizzas y Casas
Ahora que sabemos que la tasa de interés es el precio del tiempo, podemos decir algo acerca de los efectos de manipular las mismas. Consideremos el caso más común, que es cuando el banco central baja las tasas de interés. Desde el punto de vista del consumidor, los incentivos a ahorrar se reducen. Hay, en consecuencia, un incremento del consumo a expensas de la inversión. Esto resulta así porque el beneficio de esperar ha disminuido. Desde el punto de vista del consumidor los incentivos para ahorrar son menores.
Desde el punto de vista del productor, el costo del tiempo ha disminuido. Esto es importante porque para producir cualquier bien se requiere tiempo. Para producir pizzas usted necesita bienes de capital (un horno), bienes intermedios (queso, harina, etc.) y también tiempo (20 minutos, más o menos). Pero ahora el tiempo tiene un precio relativamente más bajo que los otros bienes intermedios o finales. Esto significa que todos los productores a lo ancho de toda la economía desearán utilizar más tiempo del que deberían en sus respectivos procesos de producción.
Se realizan nuevas inversiones en actividades que demandan demasiado tiempo –más del que deberían en una situación normal de equilibrio-. Este error de asignación de recursos en el tiempo puede provocar serios desequilibrios, no sólo en la economía real sino también en los mercados financieros donde se realizan la mayoría de las transacciones de tiempo (créditos.)
Si además de incrementar el crédito el gobierno introduce regulaciones que canalizan la mayor parte del crédito creado hacia mercados específicos se pueden crear burbujas en esos mercados. Esto, en síntesis, es lo que se produjo durante la burbuja inmobiliaria y la crisis subprime en 2007-2008.
Dado que las tasas de interés dirigen el modo en que los recursos son destinados a la producción a través de toda la economía, las equivocaciones en el nivel de las tasas determinadas por el banco central pueden ocasionar muy serias consecuencias para todos nosotros.
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