Por Pbro. Agustín Espina
22/10/2018
Soy argentino, soy sacerdote, adhiero profundamente al sistema de gobierno democrático y no soy peronista.
Sí, no soy peronista, tampoco macrista, no me identifico con ninguno de los partidos políticos, si bien podría hacerlo a título personal, pero no como ministro de la Iglesia. Como sacerdote, soy pastor de todo el pueblo de Dios, y en ese pueblo hay personas de muy diversas ideologías partidarias, en principio, todas ellas legítimas.
Frente a expresiones de algunos pastores de mi Iglesia, siento necesidad de aclarar:
– que la Iglesia no adhiere a ningún partido político. Que si bien hace política, esta entendida en sentido amplio, tanto cuanto, colabora en la construcción del bien común, no hace y no debe hacer política partidaria.
– Que dentro de la Iglesia católica, el ejercicio de la política partidaria es competencia de los cristianos, actuando a título personal, ejerciendo su responsabilidad como ciudadanos.
– que la Iglesia católica, desde el concilio vaticano II, sostiene con claridad, aunque no siempre lo practique, la separación entre la Iglesia y el Estado, recordando el principio de la autonomía de lo temporal.
– Que ningún partido político puede atribuirse la representación del pensamiento social de la Iglesia.
– Que los aspectos técnicos de la economía y la política no son competencia de la Iglesia, sino en lo que ella pueda aportar en cuanto a la dimensión moral de los mismos.
Me gustaría recordar, por último, la distinción de nuestro querido Papa Francisco, «Pecadores sí, corruptos no».
Sería importante que los pastores de la Iglesia a la hora de hablar, recibir y compartir Eucaristías, con actores de la política, de la economía, de la justicia, tuviéramos presente esta distinción.
Padre Agustin Espina
Diócesis de San Isidro