Fuente: Clarín

Abril de 2020

En el mejor momento de su negocio, Ezequiel Vázquez Ger tuvo que cerrarlo. Pero se reconvirtió y factura casi lo mismo que antes del coronavirus.

Después de haber vivido casi 10 años en Estados Unidos, el argentino Ezequiel Vázquez Ger creía que había tocado el cielo con las manos. En abril del año pasado había inaugurado “Seven Reasons” en Washington, un restaurante gourmet de inspiración latinoamericana con un concepto original que se convirtió, en menos de seis meses, en el mejor restaurante de la ciudad para The Washington Post, y el mejor nuevo de todo Estados Unidos para la revista Esquire. Asociado con el chef venezolano Enrique Limardo y un grupo de inversores, Ezequiel dejó de lado su consultora política para colocar su energía en este emprendimiento que se convirtió de pronto en un lugar top de la capital estadounidense, donde había que pedir reserva un mes antes y los Obama​ buscaban mesa para cenar.

Pero en una semana, por culpa del coronavirus, el mundo de Ezequiel pareció desmoronarse. Como tantos otros restaurantes de la ciudad, a medida que avanzaban las restricciones de las autoridades, primero tuvo que dejar de ocupar la mitad de las mesas para mantener la distancia entre los comensales, pero luego lo obligaron a cerrar el coqueto local sobre la calle 14: sólo autorizaban a hacer delivery, casi una sentencia de muerte para un local gourmet, donde cada plato no solo es exquisito sino también una obra de arte.

“Fue el día más difícil de mi vida porque le tuve que decir a las 49 personas que trabajan con nosotros que no iban a poder venir más”, cuenta Ezequiel a Clarín. Pero en este caso hubo un final feliz. A pesar de que muchos restaurantes cerraron por completo y pidieron financiamiento estatal para paliar la crisis, el argentino le buscó la vuelta no solo para mantener el puesto de trabajo a los empleados sino que rápidamente reconvirtió su negocio en otro que funciona aún con enorme éxito, de la mano de mozos y cocineros. Es una historia de resistencia y resurgimiento en momentos en que todo suena oscuro y apocalíptico.

–¿Cómo es tu restaurante?

–Quisimos crear un restaurante que fuera conocido no solo por su comida sino por toda la experiencia que se lleva el comensal. “Seven Reasons” es un restaurante de inspiración latinoamericana pero lo latinoamericano no está necesariamente presente ni en el nombre del restaurante, ni en los nombres de los platos sino en los ingredientes, en lo que hay detrás de la comida y en la calidez, en el servicio, en el ambiente, en lo divertido, en la música. Es un restaurante de cocina refinada en un ambiente muy casual. La gente ve cómo Enrique coloca la comida en los platos y ve que está en uno de los mejores restaurantes del mundo. Pero es un restaurante sin manteles en las mesas, con música alta, con mesas muy pegadas, lo cual da un ambiente muy diferente a lo que existía hasta el momento en esa ciudad. Esa es una de las claves por la cual se explica lo bien que nos está yendo.