Por: C-Fam/InfoCatólica
28 de abril de 2021
Como cabía esperar, el Secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, está desmontando de arriba abajo toda la política provida en materia de política exterior de la administración Trump, y está consiguiendo convertir de nuevo a la nación norteamericana en una máquina mundial abortista y pro-LGTBI.
El Secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, realizó recientemente dos movimientos que han hecho saltar las alarmas entre los provida.
En primer lugar, «repudió» el trabajo de la Comisión de Derechos Inalienables de Estados Unidos, fundada por el ex secretario de Estado Mike Pompeo y presidida por la profesora de Harvard Mary Ann Glendon.
Al mismo tiempo, Blinken prometió apoyar los «derechos sexuales y reproductivos» en el informe anual sobre derechos humanos que publica el Departamento de Estado. Esto también es un retroceso con respecto a la administración de Trump que eliminó el aborto del informe anual porque no está reconocido como un derecho humano.
Las medidas provocaron los elogios de los grupos abortistas y las críticas de los conservadores.
«Los derechos de las mujeres -incluidos los derechos sexuales y reproductivos- son derechos humanos», dijo Blinken, como para cerrar cualquier otro debate sobre la legitimidad del aborto.
El nuevo enfoque de la administración Biden sobre los «derechos sexuales y reproductivos» -término utilizado por la industria mundial del aborto y el lobby LGBT a nivel internacional- promete tener un alcance más amplio que el enfoque que le dio bajo la administración Obama.
Tradicionalmente, los derechos reproductivos se entendían como la prevención de la coacción en la planificación familiar y el acceso a la salud materno-infantil. El nuevo énfasis en los «derechos sexuales» señala la intención de la administración Biden de elevar a la categoría de derechos humanos las políticas sociales controvertidas, como el aborto, las cuestiones LGBT y la autonomía sexual de los niños. Y es coherente con las posiciones adoptadas por la administración Biden en las Naciones Unidas junto a la Unión Europea.
Blinken prometió añadir un enfoque sobre estos temas en años futuros y publicar un anexo sobre derechos sexuales y reproductivos en el informe de derechos humanos de 2020 a finales de este año.
Blinken reprendió a la administración Trump por tratar de priorizar los derechos civiles y políticos inalienables que están en consonancia con la Constitución de Estados Unidos por encima de los derechos sociales y económicos, diciendo que no había «jerarquía» de los derechos humanos.
«Todas las personas tienen derecho a estos derechos, sin importar dónde hayan nacido, en qué crean, a quién amen o cualquier otra característica», subrayó Blinken.
No llamó a la comisión por su nombre. La describió despectivamente como «un comité asesor del Departamento de Estado recientemente disuelto». Describió el trabajo de la comisión como «desequilibrado». Y minimizó el trabajo de la comisión como meras «declaraciones» sin referirse al histórico informe de la comisión.
El brazo armado de la industria mundial del aborto en Washington D.C., un grupo llamado CHANGE, elogió las declaraciones de Blinken y lanzó una campaña en las redes sociales para apoyarlo. Los conservadores expresaron su desaprobación.
En el Consejo de Relaciones Exteriores, el ex asesor de Bush y de la Casa Blanca de Trump, Elliot Abrams, calificó las caracterizaciones de Blinken sobre la Comisión de Derechos Inalienables de Estados Unidos como «injustas» e «indignas del Departamento de Estado y de la Secretaria.» Acusó a Blinken de ceder a la presión política y puso en duda que hubiera leído siquiera el informe de la comisión.
Los miembros de la comisión «disuelta» defendieron su trabajo. Peter Berkowitz en RealClear Politics y Russell A. Berman en National Interest acusaron a Blinken de politizar los derechos humanos.
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