Por Gabriel Zanotti
Fuente: Filosofía para mi
2 de octubre de 2022
Uno de los tantos efectos negativos del pontificado de Francisco es que ha retroalimentado las ideas que sobre el Concilio tenía el Cardenal Lefebvre, interpretación negativa que logró ser apaciguada por Juan Pablo II y sobre todo por Benedicto XVI, quien en 2005 explicó la interpretación del Concilio en continuidad con la Tradición, en un documento que debería haber sido una encíclica[1]. De ese discurso, en los actuales tiempos turbulentos de la Iglesia, nadie se acuerda.
Dignatarios eclesiales como Monseñor Viganó y otros de menor importancia, pero muy influyentes, han difundido últimamente que el actual desastre doctrinal de Francisco es un resultado directo del Vaticano II y una corroboración de las predicciones que en su momento se hicieron sobre cierto “espíritu del Concilio”.
Pero ello es totalmente falso: tanto Francisco como Viganó representan algo muy frecuente en la Iglesia, que está en la clave de las dificultades de interpretación del Vaticano II: su radical incomprensión de la Modernidad, que nada tiene que ver con el Iluminismo, como muy bien han explicado Leocata[2] y Del Noche[3], como así también Benedicto XVI en el referido discurso y en escritos anteriores[4].
La Modernidad, históricamente, se mezcló con el Iluminismo, pero en sí misma es el desarrollo de tres ideas básicas que están presentes en la esencia del Cristianismo: la ciencia como libre investigación del orden físico creado por Dios[5], la afirmación de la dignidad humana y sus derechos ante el poder[6], y la esencial distinción entre Iglesia y poder político, la sana laicidad[7], que implicaba necesariamente un proceso de des-clericalización del poder temporal[8].
Francisco es efecto y causa de las conferencias episcopales latinoamericanas, NO del Vaticano II. Justamente, como muy bien denunció el Padre Rafael Braun en una memorable ponencia[9], esas conferencias fueron totalmente insensibles e indiferentes a la importancia de la institucionalidad democrática que tanto costó que se abriera en Europa conforme al magisterio de Pío XII y Juan XXIII. Los obispos latinoamericanos lo ignoraron completamente, sumidos en el total marxismo de las teologías de la liberación y del pueblo, que suponían que el progreso temporal derivaría de las bases de un “pueblo católico” ante el cual las formas democráticas eran construcciones anglosajonas supuestamente ajenas “al sentir cristiano del pueblo latinoamericano”, un invento ficticio en la mente de esos obispos pero suficiente como para justiciar la violencia contra un capitalismo que, paradójicamente, nunca existió en América Latina. Las críticas de Loris Zanatta a la Iglesia son a la teología de la liberación, no a Pío XII o al Vaticano II, distinción que sin embargo él debería hacer en sus ensayos y libros.
El Vaticano II es, por ende, la sana modernidad asumida por el Magisterio, que nada tiene que ver con esa teología de la liberación y del pueblo de la cual surge Francisco, para colmo mezclada con la versión argentina del fascismo mussoliniano, llamado peronismo.
Ojalá Francisco comprendiera al Vaticano II; ojalá fuera capaz de entender lo que sobre él escribió y aclaró Benedicto XVI. Pero no. Mientras tanto, la esperanza es que las puertas del infierno no prevalecerán sobre la Iglesia.
[1] Nos referimos a su discurso del 22-12-2005; https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2005/december/documents/hf_ben_xvi_spe_20051222_roman-curia.html
[2] Sobre este tema en Francisco Leocata, ver Del iluminismo a nuestros días. Síntesis de las ideas filosóficas en relación con el cristianismo, Buenos Aires; Don Bosco, 1979; y La vertiente bifurcada: La primera modernidad y la ilustración, Buenos Aires, EDUCA, 2013.
[3] Sobre Del Noche, ver Hoevel, C.: “La crítica de Del Noce a Maritain y los orógenes intelectuales del Catolicismo de izquierda”, en Cultura Económica,(102) 2021; https://erevistas.uca.edu.ar/index.php/CECON/article/view/3920/3867
[4] Ver Ratzinger, J.: Iglesia, Ecumenismo y Política; BAC, Madrid, 1987.
[5] Al respecto, ver Jaki, S. (1987) Uneasy Genius: The Life and Work of Pierre Duhem; Martinus Nijhoff Publishers; Koyré, A.: (1979), Del mundo cerrado al universo infinito. Buenos Aires: Siglo XXI; Koyré, A.: Estudios galileanos (1980), Buenos Aires: Siglo XXI; Koyré, A (1988) Estudios de historia del pensamiento científico; Buenos Aires: Siglo XXI Editores; Koyré, A. (1994),Pensar la ciencia (1994) Barcelona: Paidós.
[6] Ver Juan XXIII, Pacem in terris, 1963.
[7] Sobre la sana laicidad, ver Pío XII, Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santità Pio XII, XX, Ventesimo anno di Pontificato, 2 marzo – 9 ottobre 1958, https://w2.vatican.va/content/pius-xii/it/speeches/1958/documents/hf_p-xii_spe_19580323_marchigiani.html
[8] Ver al respecto Fazio, M.: Francisco de Vitoria, Cristianismo y Modernidad; Ediciones Ciudad Argentina, Buenos Aires, 1998.
[9] “Iglesia y Democracia”, 1984; ver https://institutoacton.org/2017/10/18/iglesia-y-democracia-padre-rafael-braun/
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