Por Rosa Carvajal
Fuente: La Razón

Robert Sirico es un sacerdote estadounidense reconocido por su labor apostólica y humanitaria. Es una de las figuras más destacadas del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y acaba de presentar en la Universidad CEU San Pablo su último libro, «La Economía de las Parábolas (Deusto)», en el que compara las enseñanzas del Evangelio con la realidad de la economía utilizando siete parábolas del Nuevo Testamento.

Robert Sirico, sacerdote y escritor
Robert Sirico, sacerdote y escritor. Foto de: Gonzalo Pérez

A lo largo de los años guardaba notas de mis homilías y a veces agregaba algunos aspectos económicos en ellas. En los últimos diez años pedí a un asistente que anotara algunos de los comentarios a las parábolas. Finalmente fue durante la COVID-19 cuando pude redactar el libro.

¿Qué relación encuentra entre las parábolas de Jesús y la economía?

La fuerza de estos relatos perdura porque los ejemplos de Jesús son atemporales, como también lo son los dilemas sobre la distribución de los recursos. De estas alegorías, con un significado espiritual profundo, se sacan lecciones prácticas sobre el cuidado de los pobres, la administración de la riqueza, la distribución de herencias, el manejo de las desigualdades o la resolución de tensiones familiares.

En la parábola del buen samaritano, dice que las ayudas sociales crean dependencias que justifican un gasto cada vez mayor, un enorme despilfarro y el dolor y sufrimiento que conllevan los impuestos…

Esta parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la piedad y la santidad. La preocupación por el hombre que el buen samaritano encontró en el camino, no fue una preocupación administrativa, burocrática o abstracta, sino que fue personal y ese es el modo en el que tenemos que responder a las necesidades sociales, de modo personal. Mucha gente se ha desprendido de ayudar a los demás mediante el pago de impuestos, pero los seres humanos tienen necesidades que van más allá de las necesidades materiales, necesitan amor, cuidado, etc.

En otra parábola, la del rey va a la guerra, usted hace una alegoría a los empresarios que ayudan en los procesos de producción, impulsan el crecimiento económica y ahorran recursos…

Una tarea que se define por su finalización es una tarea que debe asumirse de principio a fin. Antes de comenzar un proyecto, pues, tenemos que prepararnos con una estimación de costes y una consideración sobre si realmente deseamos comenzarlo o comenzarlo en ese momento. La parábola, pues, pretende ser una advertencia al discípulo: «esta lucha va a ser larga y dura. Si no estamos dispuestos a llegar hasta el final, no deberíamos empezar. Todo esto debería inspirar un respeto por los empresarios de éxito más profundo del que es general en nuestra cultura. Los políticos solo pueden redistribuir riqueza que ha sido generada por la sociedad. El peligro de esto es que se crea un sistema en el cual ellos tiene el crédito de ayudar a otros cuando en realidad están ayudando con el dinero que recaudan vía impuestos.

No le gusta hablar de capitalismo sino de economía de libre mercado…

El término capitalismo surge con Marx para referirse a un sistema social donde existe capitalismo, mientras que la palabra libre mercado trata de una relación más amplia, de lo que es la vida social. Marx quería redistribuir la riqueza a través de la socialización del capital, no toda la propiedad privada claro, nos dejaría el cepillo de dientes o una naranja. El capital no es la naranja, o el pescado, es la red que permita pescar el pescado y eso es lo que quería controlar Marx, las cadenas de producción pero yo soy un fan de la libertad.

¿Qué opina de las economías occidentales?

Ampliamente colectivistas y llenas del capitalismo de amigos, de empresarios de la política que reciben ayudas. Parece que hay libertad económica porque no hay una abolición total de la propiedad privada. Sin embargo no hay condiciones de libre mercado genuinas, sino que existen empresarios amigos que reciben beneficios. Esa es la diferencia entre globalismo y globalización. El globalismo son las estructuras políticas que controlan los intercambios a nivel global, la reunión de Davos sería un ejemplo de ello, pero la globalización es algo bueno y son las economías que pueden intercambiar valor y trabajo para que los países puedan desarrollarse. Los políticos quieren quedarse con toda esa riqueza para poder controlar y manipular a la gente y mantenerse ellos en el poder.

Piensa que foros como el de Davos, ¿son inútiles?

También el FMI y el Banco Mundial lo son y peligrosos porque de algún modo lo componen personas que creen que pueden dirigir la vida de toda la humanidad. Este tipo de políticas generan conflictos. La política es diferente del mercado libre, donde las personas compiten para obtener beneficios mutuos y esa competición es específicamente pacífica. La política no es un juego en la que ambos pueden ganar, sino que es un juego en la que unos pierden y otros ganan.