Por Carroll Ríos de Rodríguez
Para el Instituto Acton Argentina
15 de octubre de 2012
El año 2050 es emblemático; a los científicos sociales les ha dado por predecir las condiciones de vida humana a esa fecha. Prevén cosas como el desvanecimiento de los glaciares en los polos y la consecuente inundación de ciudades costeras como Nueva York. Usualmente el cuadro que pintan es más lúgubre que positivo. Supondríamos, por tanto, que la temida sobrepoblación habrá llegado, ahora sí, para entonces. Pero no: los demógrafos serios están de acuerdo en que la humanidad enfrenta un fenómeno inusitado que denominan “el invierno demográfico”.
El experto en globalización de The Economist, John Parker, contribuyó el capítulo sobre
población al libro Megachange: The World at 2050. Él dice que para el 2050 habrán más de 9 mil millones de habitantes en la tierra y que el número global seguirá aumentando durante un tiempo más. Recordemos que la cifra aumenta no sólo porque nacen bebés, sino porque las personas tardan más en morir.
Algunos países ya han alcanzado el punto más alto de su población total y están en decadencia. La población total en Rusia empezó a descender desde 1995; la de China empezará a descender en el 2025. Japón es intrigante: por décadas ha tenido una altísima proporción de población envejecida en relación con el total de habitantes, y aumenta. Según Parker, para el 2050, Japón experimentará lo que ningún país ha vivido antes: más de la mitad de su población será mayor de 52 años, y una reducida población económicamente activa tendrá que cuidar de muchos dependientes.
Según Parker, la obsesión neo-malthusiana por los números macro obnubila el acontecer relevante: el cambio producido en la tasa de fertilidad. La tasa de reposición para que una población se mantenga estable se estima en 2.1 hijos por mujer. Sin embargo, muchísimos países europeos y Japón han visto tasas de fertilidad inferiores desde hace años. La tasa de fertilidad mundial pasó de 4.45 en 1970, a 2.45 en el 2010. Aún países que asumimos tenderán a favorecer familias grandes, como Brasil, Tunes y Tailandia, tienen tasas de fertilidad por debajo de la tasa de reposición. La de Irán, por ejemplo, cayó de 7 en 1984 a 1.9 en el 2006. Para el 2050, se estima que prácticamente todas las naciones fuera del continente de África presenten tasas de fertilidad por debajo de 2.1; algunos países africanos también verán tasas reducidas.
El ritmo del crecimiento poblacional del mundo revela el freno de mano que es la tasa de fertilidad: la población total se ha incrementado cada vez en menor grado desde 1965-1970, y eventualmente dejará de crecer. No hemos sentido el efecto hasta ahora debido a cierta inercia, pero para el 2050, la tasa de crecimiento poblacional anual se ubicará por debajo de 0.5% por primera vez desde 1800.
Debemos modificar nuestros paradigmas anti-natalistas, anti-migratorios y pro-gobiernos benefactores abultados. Las tendencias observadas exigen lo contrario: mayor libertad, movilidad, creatividad, productividad—un nuevo Renacimiento sin fronteras.
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