Reseña al libro de ZANOTTI, Gabriel J., Judeocristianismo, civilización occidental y libertad, Buenos Aires, Instituto Acton, 2018, 283 pp.
Por Francisco Leocata
Para Instituto Acton
30 de julio de 2018
Aunque en Argentina ha habido estudios que se han ocupado de temas concernientes a la relación entre teología y política, faltaba un libro que enfocara el tema desde la perspectiva moderna de la idea de libertad vista en sus derivaciones políticas y en diálogo con la teología. El presente trabajo de Gabriel J. Zanotti, autor reconocido por sus estudios sobre Santo Tomás, epistemología y filosofía de la economía, hermenéutica y otros temas, focaliza el importante tema de la influencia del judeocristianismo en los orígenes de la política de la libertad.
El primer capítulo tiende a explicar en forma sintética cómo en la revelación judeocristiana en cuanto advenimiento histórico del “Dios dialogante” con el hombre, hay ya implícita la posibilidad de una correlación y armonía entre razón y fe; y más concretamente una posibilidad de síntesis entre el mensaje religioso y lo mejor de la filosofía griega. Esto sin embargo no significa un encierro del mensaje revelado en una única cultura, sino una apertura a una dimensión de universalidad.
El segundo capítulo está dedicado a la consiguiente legítima autonomía de orden temporal en lo ético y lo político, al reconocimiento de la ley natural, de la que nace la idea de libertad en ambas dimensiones. Zanotti en coherencia con su pensamiento integral coloca como ejemplo eminente de esa síntesis a Santo Tomás de Aquino, del que ha mostrado ser un profundo conocedor, destacando en este caso el tema de la relación y armonía entre la ciencia (compredida la filosofía) y la fe.
En el tercer capítulo continúa el recorrido histórico incluyendo autores del Renacimiento, del agustinismo, Escoto, la reforma protestante y la importancia de la segunda escolástica del siglo de oro español con sus aportes a la filosofía política moderna. Todo ello lleva al reconocimiento de una continuidad en la tradición desde la revelación judeocristiana hasta la modernidad, especialmente en cuanto a la idea rectora de libertad.
En el capítulo cuarto se explica de qué modo dicha continuidad tiene un momento de ruptura debido al movimiento iluminista a partir del siglo XVIII, en cuyo programa cumple un papel importante la contraposición entre razón y fe. Zanotti subraya las consecuencias que esto tiene en la caída de la metafísica tradicional, la nueva organización de las ciencias por obra del Iluminismo, y los cambios en la idea de libertad y en filosofía política. Se produce así lo que el autor denomina un encapsulamiento de la idea de ley natural. Esto es sumamente importante para los debates en torno a los modos en que se concibe la idea de libertad y su lugar en el ordenamiento político, y muestra las ambivalencias que el movimiento iluminista trae al respecto.
Todo lo anterior tiene como hilo conductor mostrar que hay una idea de libertad en lo ético y lo político que, a diferencia de la concepción iluminista, es coherente con la tradición judeocristiana sin entrar en contradicción con su contenido religioso.
A partir del capítulo quinto inicia un enfoque más centrado en los tiempos más recientes. Zanotti encuentra un punto importante de renovación en la reubicación de la síntesis de Santo Tomás en su contexto histórico y en su puesta en diálogo con la modernidad no iluminista, destacando la validez de la metafísica, la ley natural y el tema del libre albedrío con sus consecuencias en el ordenamiento socio-político. El compromiso con la idea de la libertad, en el sentido indicado es una constante en el pensamiento de Zanotti
Viene luego un repaso histórico y teórico inteligentemente diagramado de algunos episodios de intentos de llevar adelante el compromiso cristiano en los valores temporales durante los siglos XIX y XX. El lector encontrará una síntesis de figuras que tal vez le sorprenderán por su novedad, por el hecho de no ser muy conocidos en nuestros ambientes: Antonio Rosmini, los católicos liberales (en sus ideas políticas republicanas) del siglo XIX, Luego Luigi Sturzo , un importante adelantado de la democracia cristiana en plena época del fascismo, Jacques Maritain, ampliamente conocido por su obra Humanismo integral y sus escritos en defensa de la democracia y los derechos humanos, y otros autores. Todos ellos sin embargo no han tenido la comprensión que hubieran merecido de parte de otros sectores de la Iglesia. Muy interesante es el análisis del magisterio de dos grandes pontífices, como León XIII y Benedicto XVI. Se destaca también con justicia la figura de Benedicto XV, un papa un poco olvidado por el oscurecimiento de la primera guerra mundial. Hay también una magnífica síntesis del magisterio de Pío XII tan importante para entender el período de la segunda postguerra. Y finalmente una síntesis del magisterio del Concilio Vaticano II (convocado por Juan XXIII, sobre todo en lo que concierne al compromiso de los católicos (de los laicos en particular) en la promoción de las realidades de orden temporal social y político.
Toda esta segunda parte es especialmente recomendable porque toca acontecimientos e ideas del último siglo, y constituye además una lectura histórica y teórica placentera.
El último capítulo reúne en perspectiva de futuro algunas de las hipótesis y aspiraciones del autor, ofreciendo espacio para eventuales debates. Para comprenderlo adecuadamente aunque tal vez el lector no comparta todas las hipótesis allí planteadas, es preciso tener presente el tema conductor de la libertad ética y política, así como la necesidad de una mejor formación y promoción del laicado en lo que respecta a los valores temporales.
Francisco Leocata
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