Por Aldo Abram
31 de marzo de 2022
Fuente: Infobae
Los factores que explican el resultado difundido por el Indec y los que anticipan que el futuro será peor
Es muy probable que, cuando se conozca el dato de pobreza, muestre una merma coyuntural respecto a los resultados de los períodos inmediatos anteriores. Esto tiene que ver con diversas cuestiones.
1) La fuerte recuperación de la economía en la medida que se fueron liberando las posibilidades de trabajar de personas y empresas. Sin embargo, también fue muy importante el impulso de un escenario internacional sumamente favorable que implicó que la demanda y precios internacionales de nuestras exportaciones aumentara fuertemente. Con menos cantidad de exportaciones que en 2019, exportamos mucho más que en cualquiera de los últimos 8 años. Como país, es lo mismo que si a uno le hubieran subido mucho el sueldo, a pesar de que trabaja menos, y con eso pudo gastar más.
2) Como se hizo para las elecciones legislativas de 2013 en la gestión de Cristina Fernández, el gobierno decidió atrasar el tipo de cambio mayorista antes de los últimos comicios. De la evolución este valor del dólar depende la de los precios de casi todo lo que se vende en los supermercados; porque o se pueden exportar o importar. Por eso, si sube poco ese tipo de cambio, también el alza de los precios en las góndolas es menor. Esto mejora el ánimo de la gente a la hora de votar; pero en particular favorece a los que más gastan en proporción de sus ingresos en alimentos y bebidas, los más pobres.
3) Por otro lado, para contener la inflación que generaba con la emisión que necesitaba para su gasto electoral, el gobierno congeló valores de muchos productos y tuvo una agresiva política de “Precios Cuidados”. Todo esto y lo del punto 2) era evidentemente insostenible; pero servía para mejorar sus resultados en los comicios.
4) Se congelaron las tarifas de servicios públicos; lo cual incrementa el costo de los subsidios que reciben, beneficiándolos, y que pagan los contribuyentes a través de un Estado que tiene un peso excesivo en sus bolsillos, perjudicándolos.
5) Por otro lado, desde mediados de 2021, con motivos electorales el gobierno se dedicó a poner “platita en el bolsillo a la gente”; lo cual también debe haber tenido un impacto positivo en los ingresos, bajando el porcentaje de pobres. Lamentablemente, la emisión para financiar todos esos excesos genera inflación que luego termina perjudicando particularmente a los que menos tienen.
Sin embargo, podemos adelantar que la caída de la tasa de pobreza será coyuntural. En principio, es imposible sostener el incremento del gasto público del segundo semestre de 2021, así que se acabará la “lluvia de platita preelectoral”.
Podemos adelantar que la caída de la tasa de pobreza será coyuntural. En principio, es imposible sostener el incremento del gasto público del segundo semestre de 2021, así que se acabará la “lluvia de platita preelectoral.
Por otro lado, la inflación empezó a acelerarse; lo cual es lógico; ya que, desde mediados de 2021, la cantidad de pesos se está incrementado a una velocidad de más del 40%ia y aún se mantiene sobre dicho porcentaje; por lo que el poder adquisitivo de la moneda local baja. Además, antes de las elecciones, se evitó artificialmente que la depreciación del peso se reflejara en todos los bienes y servicios; pero ahora empezará a hacerlo.
Era imposible sostener los congelamientos de precios; ya que los costos de los productores suben todo lo que el Banco Central (BCRA) le quita de poder adquisitivo al peso. Por lo tanto, producen menos y empieza a haber desabastecimiento, así que se terminan liberando esos mercados y los precios pegan un salto. Lo mismo pasa con los que producen bienes que se pueden exportar o importar, que ven que sus precios siguen a un tipo de cambio mayorista artificialmente bajo y, por lo tanto, sus márgenes se reducen; por lo que se exporta menos y se importa más.
Obviamente, esto además juega en contra de las reservas del BCRA; por lo que luego de que la gente vota, se acelera el ritmo de suba del dólar oficial, como sucedió luego de las “legislativas” de 2013, y atrás corren los valores de lo que se vende en los supermercados. Además, tampoco se pueden mantener los congelamientos de tarifas de servicios públicos; porque incrementan el exceso de gasto que tiene que financiar de alguna forma un gobierno que no tiene los recursos. Por otro lado, estos déficits están ahora limitados por el acuerdo con el FMI; por lo que no extraña que tengamos que enfrentar dos aumentos de tarifas en el primer semestre, para disminuir su carga sobre el Estado.
Ya estamos viviendo los costos de todo lo comentado en el párrafo anterior. Cerca de 15% de inflación acumulada en el primer trimestre y una expectativa de que ronde el 30% en esta primera mitad del año. Recordemos que el gobierno proyectaba en el Proyecto de Presupuesto un 33% para todo 2022. Este último porcentaje se acercará al 60%, en una estimación optimista. Semejante impuesto inflacionario tendrá como principal “contribuyente” a la gente de menores ingresos, si lo medimos en proporción a sus ingresos y patrimonio. La inflación nos empobrece a todos los argentinos; pero particularmente a los más pobres.
Otra razón por la que se puede prever que se mantendrá la tendencia de largo plazo a que aumente la pobreza es porque la inversión en Argentina es insuficiente y lo seguirá siendo. Según el Banco Mundial, estamos en el puesto 21 entre 191 países entre los que más exprimen con impuestos a sus empresas. Habiendo 170 que prometen tratarlos mejor, ¿qué argentino o extranjero pondrá su plata acá a producir y generar empleo? Hay más de 67.000 regulaciones con las que los funcionarios pretenden decirles a los trabajadores y empresarios cómo hacer mejor sus tareas, como si eso fuera posible. ¿Vos pondrías un negocio donde te lo va a manejar un burócrata?
Imaginate un trabajador de una fábrica en la que nadie invierte. Terminará produciendo cada vez menos con una máquina que envejecerá y estará “atada con alambres”; por lo que cada vez cobrará menos en términos de poder adquisitivo; porque nadie puede ganar más de lo que produce o la empresa quiebra. Eso es lo que pasa en Argentina, nuestra producción de bienes y servicios por habitante tiende a bajar en el tiempo y, por ende, el conjunto de los argentinos nos empobrecemos.
Lamentablemente, no hay ninguna expectativa de que este gobierno avance en las reformas estructurales necesarias para que se resuelvan estos problemas y los inversores, argentinos o extranjeros, quieran poner sus capitales a producir acá. Quizás, tengamos una nueva oportunidad si votamos a alguien que prometa cambiar el rumbo en 2023. (Plan de gobierno de “Libertad y Progreso”).
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