Sobre el final del Adviento, el cuarto domingo de este tiempo, contemplamos nuevamente la escena de la Anunciación (Lucas 1,26-38). Parece un poco repetitivo: es el mismo evangelio que meditamos en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y en tantas otras fiestas de la Virgen a lo largo del año. Pero no se trata, en rigor, de una repetición: un mismo texto bíblico, en diferentes ocasiones, nos invita a aproximarnos con diferentes perspectivas. En la fiesta de la Inmaculada Concepción, nuestro foco fue la persona de María como “la llena de gracia”, expresión que el ángel utiliza como nombre propio de la Virgen y que sugiere veladamente ese misterio. En vísperas de Navidad, en cambio, el centro de nuestra atención es la Encarnación del Señor, y el Sí de María que lo hace posible.
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Sobre el final del Adviento – La Anunciación
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