En su mensaje de navidad, el papa recordó la ‘brutal persecución’ religiosa y étnica en la zona
2 de enero de 2015
Fuente: Zenit
La violencia en Irak ha provocado la muerte de más de 15 mil personas en 2014. Además, el número de heridos ha superado los 22 mil en los últimos 12 meses, un periodo marcado por la ofensiva de gran envergadura lanzada por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en varias regiones del país.
En un informe elaborado conjuntamente por los ministerios de Salud, Interior y Defensa, el gobierno iraquí ha señalado este jueves que los muertos por el conflicto en 2014 ascendieron a 15.580 personas, es decir casi el doble del total de 6.522 víctimas que dejó la violencia el año anterior. El país no registraba una cifra de víctimas tan alta desde 2007, cuando fallecieron 17.956 personas.
Por otra parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) ha informado este jueves que hay documentadas 76.012 personas muertas en 2014, de las cuales 3.501 son menores, a causa de la cruenta guerra civil que vive Siria desde 2011.
Del total de fallecidos, 17.790 son civiles, unas 15 mil víctimas corresponden a combatientes rebeldes, mientras que los grupos yihadistas Frente Al Nosra, la rama de Al Qaeda en Siria, y los milicianos del Estado Islámico (EI) registraron unas 17 mil bajas. Además, al menos 22.627 combatientes leales al gobierno de Bashar Al Assad, grupo que incluye a soldados y milicias, murieron en las mismas fechas.
La ONG, con sede en Gran Bretaña, ha precisado que estas cifras no incluyen a las miles de personas desaparecidas tras caer en manos de los yihadistas o tras ser arrestadas en prisiones estatales.
En 2013 unas 73.447 personas perecieron, mientras que el año anterior se registraron 49.294 víctimas y en 2011 hubo 7.841 muertos, según el OSDH.
En su tradicional mensaje de Navidad, el papa Francisco rogó a Dios por los cristianos de “Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y religiosos, sufren una persecución brutal”.
Ante las decenas de miles de fieles que abarrotaban la plaza de San Pedro con motivo de la bendición Urbi et Orbi, el Santo Padre instó también a que los numerosísimos desplazados, prófugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de aquella región “reciban la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan regresar a sus países y vivir con dignidad”.
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