Julio de 2016

Fuente: Filosofía para mí

Realmente lamento que en este momento, donde los ultra-antikirchneristas saltan de alegría cada vez que encuentran una suma no declarada a un kirchnerista, tenga yo que volver a recordar, no solo que el problema del kirchnerismo NO es la corrupción (es más, eso fue nuestra salvación…) sino que el llamado delito de enriquecimiento ilícito es totalmente contrario al liberalismo clásico y a la tradición libertaria. La sociedad argentina particularmente se encuentra obsesionada por cada peso no declarado, por cada centavo que alguien no pueda “justificar ANTE EL ESTADO”,  con lo cual no hace más que ratificar su voluntad y mente socialista y totalitaria. Asi que me permito una vez más ser antipático.

La declaración sobre derechos humanos que TODOS los Lunes publico –redactada por mí y corregida por José Benegas- dice, en su punto 1: “….Toda persona tiene derecho natural al fruto de su propio trabajo, o a lo legítimamente heredado o donado sin fraude. Ello incluye al libre comercio”. A ver si lo aclaramos mejor: ¿cuál puede ser el origen de una suma de dinero? El propio trabajo, la donación, la herencia, los intereses de los mercados de capitales o…. El robo. Listo, no queda otra. Ahora bien, el delito es el robo. Y toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por ende, si alguien piensa que otro robó, que lo acuse y que lo pruebe, de acuerdo a las normas del debido proceso.

Es POR ESO que el punto 3 dice: “….Ninguna persona tiene por qué declarar ante nadie sus ingresos, ni su origen o el destino.” ¿Por qué declarar ante el estado los ingresos? ¿No implica ello violar todo el debido proceso, y considerar a las personas culpables hasta que se demuestre lo contrario? ¿Por qué aclarar el origen de mis bienes? ¿No es toda persona inocente hasta que se demuestre lo contrario?

Y si la respuesta es: para controlar el pago del impuesto a la renta, ello implica no sólo que se considera que el fin justifica los medios, sino que no se ha reparado en la inmoralidad y en el daño económico del impuesto a la renta, que grava recursos que potencialmente podrían haber sido destinados a la inversión. Si se pregunta de dónde va a sacar el estado sus recursos, es que se olvidan dos cosas: uno, que sólo debería haber impuestos indirectos –dejando de lado ahora el tema del anarco-capitalismo-, y segundo, que la mayor parte de ingresos que reciben los estados actuales son para funciones indebidas y desproporcionadas. Debe bajarse el gasto público y por ende drásticamente la presión impositiva para favorecer de este modo el ahorro y la inversión, el único modo de salir de la pobreza generalizada.

Por ende lo lamento mucho por los macristas y demás argentimos obsesionados con las “obras públicas” y con el presupuesto de un estado cuyos ministerios, secretarías y subsecretarías son casi todos completamente inútiles, intervencionistas y violatorios de las libertades individuales. Están equivocados de base en su argumento para la necesidad del impuesto a la renta.

Una buena prueba de la impresionante inmunidad al liberalismo clásico que tienen los argentinos, es que la mayoría de los nuevos funcionarios del gobierno macrista aceptaron ejercer funciones en ministerios y secretarías que, como he dicho, sólo responden a la obsesión reglamentarista e intervencionista de un socialismo cultural. Que un kirchnerista acepte el ministerio del tomate, es coherente. Pero si no, hay que estar del tomate…

Por lo demás, obviamente que deben ser acusados y sometidos a debido proceso los funcionarios sospechados de robar fondos públicos, pero ello NO implica justificar un sistema impositivo y legal contrario a la sociedad libre y las libertades individuales.

Por que ese sistema es precisamente el que incentiva a NO declarar fondos privados legítimamente obtenidos, como un derecho a la legítima defensa ante un ROBO ejercido a la propiedad genuina. Instáurese una sociedad libre, con seguridad judírica, redúzcase drásticamente el gasto público y la presión impositiva, y ya verán cómo todos los bienes no declarados afuera volverán y NO como por encanto. Mientras tanto, se seguirán yendo: y NO es inmoral, lo inmoral es perseguir a quienes se defienden.

Lo lamento si con esto les arruino el modo favorito de “cazar kirchneristas”. Al Capone debería haber sido apresado por robo y asesinato. Que se lo haya condenado por la estupidez de no pagar impuestos de dudosa moralidad, fue una derrota para la sociedad libre.