Educar en el siglo XXI – Carta a las comunidades educativas
Mons. Eduardo Chomalí
Marzo de 2019
INTRODUCCIÓN
Con el propósito de generar una reflexión en torno a la educación, ver de qué manera mejorar las políticas públicas en este aspecto fundamental de la vida de las personas, y preguntarse sobre los actuales proyectos pedagógicos de cara a los desafíos del futuro, es que me he permitido escribir esta carta a las comunidades educativas que he titulado EDUCAR EN EL SIGLO XXI.
Educar es un proceso muy complejo y delicado, involucra a muchas personas e instituciones, y exige competencias muy especiales. Pero también involucra a la sociedad dado que todo lo que acontezca y se diga en la vida social tiene impacto en las personas y, por lo tanto, contribuye de manera positiva o negativa en el proceso de aprendizaje, crecimiento y maduración de los estudiantes. Es muy distinto educar a un joven que come y duerme bien, que vive en un ambiente tranquilo, en una casa en donde se lee el periódico y que tiene a sus padres presentes en su proceso educativo, que a uno que no cuenta con ello. Es muy distinto educar a un niño que vive en medio de la pobreza y la violencia, que a uno que no ha vivido estas traumáticas experiencias. Es muy distinto educar a un joven con carencias afectivas en su entorno familiar, a uno que no las carece. Nada le resulta indiferente al ser humano en la conformación de su vida, de su identidad, de su personalidad, de sus sueños, de su cultura, de su modo como se relaciona consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y, para los creyentes, con Dios. No quiero decir con esto que los jóvenes estén determinados, lo que trato de decir es que el entorno condiciona la vida de las personas al punto que hace que el derecho/deber de ser educado y educarse se haga más o menos arduo.
En estas reflexiones, llenas de cuestionamientos, preguntas e inquietudes, me centraré especialmente en lo que acontece en el entorno social y su relación con la tarea de educar. Quedará para más adelante una reflexión acerca de la relación que existe entre los contenidos de los medios de comunicación social y los procesos de aprendizaje de los estudiantes y sus propias vidas.
Quiero contribuir a mejorar la educación en Chile y en los colegios de la Iglesia Católica, generando conciencia sobre lo mucho que falta por hacer para lograr que cada chileno saque con fuerza y convicción los talentos que tiene, se convierta en fuente de felicidad, y esté al servicio de los demás. Ése es el camino para modelar una sociedad más amable, más feliz, en definitiva, más plenamente humana.
CONTINUAR LEYENDO