Junio de 2020

Por Pbro. Gustavo Irrazábal

 

Prólogo

La presente pandemia del virus Covid-19 ha producido trágicas consecuencias en el mundo entero, y ha afectado profundamente la vida comunitaria en la Iglesia, impidiendo a los creyentes la participación presencial en la liturgia. Como modo de afrontar esta última dificultad, han surgido todo tipo de iniciativas basadas en las nuevas tecnologías para sostener la fe y el espíritu de unidad de nuestras comunidades. En nuestra parroquia, Madre Admirable, además de la trasmisión de la Eucaristía Online, una de estas iniciativas ha sido ofrecer un ciclo de meditaciones, dos veces por semana, para acercar el Pan de la Palabra a sus participantes y ayudarlos a vivir este tiempo tan difícil a la luz de los Misterios Cristianos.

En el presente cuadernillo, voy siguiendo la Palabra de los domingos del ciclo A del tiempo de Pascua, procurando mostrar la lógica que subyace a la organización de distintos temas y celebraciones de este tiempo litúrgico, como modo de poner de manifiesto la profundidad y la belleza de la Pascua. Al mismo tiempo, sin ser un entendido, he querido explorar algunos ecos de estos temas pascuales en el arte cristiano, en parte para hacer menos árida la meditación, pero sobre todo para ayudar a los lectores a pasar de la reflexión a la oración y la contemplación silenciosa.

En contraste con este propósito, un poco pretensioso, el lector notará las múltiples falencias de estos escritos que merecerían mucho más estudio, trabajo y corrección. Pero “lo perfecto es enemigo de lo bueno”, y por eso pongo a disposición de todos con humildad lo que me siento capaz de ofrecer en este momento, con los límites de mis capacidades y el tiempo disponible, confiando  en la obra del Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, quien nos ha sido enviado para guiarnos a la “verdad completa” (Juan 16,13).

Gustavo Irrazábal

1 de junio de 2020

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