El reciente referéndum que abre una reforma constitucional en Chile ha despertado temores. Creo que es entendible, que el régimen de Nicolás Maduro festeja el referéndum naturalmente preocupa a más de uno.
Por supuesto, el tema de la reforma constitucional en Chile posiblemente responda a varios problemas. Me quiero enfocar en un sólo argumento (sin que ello implique que no pueda haber otros) que he visto repetidamente en las redes. El problema de la distribución del ingreso. Mi impresión es que este argumento se construye sobre la idea de que mayor libertad económica (o “neoliberalismo”, como le suele gustar a los críticos) implica una peor distribución del ingreso. Esa idea que una supuesta “teoría del derrame” (inexistente) deja a los más necesitados de lado. Veamos datos tomados del Banco Mundial y del Índice de Libertad Económica del Fraser Institute (EFW).
Veamos dos indicadores. El coeficiente de GINI (0: distribución equitativa; 1: distribución inequitativa) y la participación del ingreso nacional del 10% de la población con menores ingresos. Ambos son indicadores generales de distribución del ingreso y, si el caso de Chile es tan problemático, debería en principio verse reflejado en estos indicadores madre.
Primero una serie de tiempo de ambos indicadores.
Ambas series muestran una mejora en la distribución del ingreso. No es claro que esta situación en Chile esté empeorando, por el contrario, se percibe una estable tendencia de mejora.
Veamos ahora dos fotos. ¿Cómo se ubica Chile respecto a otros países? Los datos de distribución del ingreso no siempre se encuentran disponibles de manera anual o en los mismos años para todos los países. Sin embargo, dado que es raro que estos indicadores e muevan muy rápido, tomo el dato más reciente entre 2015 y 2018 para captar al mayor cantidad de países posible,
El primer gráfico muestra (de mejor a peor) el coeficiente de GINI y el segundo muestra (de mejor a peor) la participación sobre el ingreso del 10% más pobre. Chile aparece en azul y Argentina en rojo. Dos lecturas. La primera es que la distribución del ingreso no parece necesitar una reforma constitucional anti-libre-mercado. Países como Alemania o Austria poseen mejores indicadores que Chile. Una segunda lectura es que Chile no parece tener un terrible indicador de distribución del ingreso. Argentina, por ejemplo, posee una peor ubicación en el segundo gráfico. Debemos, entonces, reformar la constitución argentina, adoptar una libera (como la original de 1853) eliminado todo vestigio de peronismo a nivel constitucional (quizás no sea tan mala idea).
Por último, ambos indicadores esta vez rankeados de mayor a menos libertad económica (de izquierda a derecha).
Este gráfico es interesante por lo que no se ve: que para los países para los cuales hay datos no se observa el supuesto trade-off entre liberalismo y distribución del ingreso.
Estos datos sugieren que el problema de distribución del ingreso en Chile parece estar construido más sobre mito e impresiones sesgadas que sobre la situación real. No obstante, más allá de qué tan serio se considere la distribución del ingreso en Chile, el gráfico 1 muestra una tendencia de mejora. No se ve ni estancamiento ni empeoramiento. Por otro lado, la falta de relación entre libertad económica y distribución del ingreso sugiere que este es un tema de política económica y social, no un problema constitucional.
El tema de la distribución del ingreso no parece justificar abrir la caja de pandora de una reforma constitucional. Quizás los festejos de un régimen autoritario como el de Maduro ayuden a tomar conciencia de lo peligroso que pueden ser los shocks institucionales.
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