Por Carolina Riva Posse*

Fuente: La Nación

27 de mayo de 2021

 

Este año se presenta la excelente ocasión de conocer más a fondo la obra de Albert Camus, sobre todo L’homme révolté (traducido como El hombre rebelde), a 70 años de su publicación. La Sociedad Latinoamericana de Estudios Camusianos se propone realizar una jornada conmemorativa en el mes de septiembre. Se están realizando también encuentros de lectura, en este momento por la plataforma Zoom, organizados también por la Alianza Francesa de Buenos Aires.

En nuestro tiempo, amenazado por el avasallamiento a la persona y el avance del asfixiante nihilismo, es bueno escuchar la voz de alguien que pretende celebrar la vida hasta en el sufrimiento, y que a pesar de las dificultades encuentra que en el fondo de todo “brilla un sol inextinguible”.

Se ha dicho muchas veces que una sociedad libre y virtuosa se apoya en personas que buscan crecer en la conciencia de quiénes son verdaderamente, y emprender el camino hacia su madurez. Los textos de Camus, entre literarios y filosóficos, proveen una riqueza especial para alimentar este camino.

Camus es muchas veces etiquetado como un autor del absurdo, equiparándolo a Jean-Paul Sartre. Sin embargo, Camus escribe, acerca de su obra: “Sólo busqué razones que permitieran superar el nihilismo”.

Entre los temas que se plantean en L’homme révolté, podemos señalar el predominio de la ideología, que justifica crímenes en nombre de la lógica, la sustitución de la polémica por encima del diálogo, la consideración del adversario como enemigo, la reflexión sobre la existencia de una naturaleza humana.

La rebeldía, o révolte, es la reacción espontánea de rechazo a lo que el hombre sufre como abuso o como injusticia. Detrás de este “no” se descubre un “sí”, que indica una naturaleza humana. Camus considera que si los hombres no pueden referirse a un valor común, reconocido en cada uno de ellos, entonces el hombre es incomprehensible para el hombre.

Camus describe nuestra época como un tiempo en el que el crimen se vuelve silogismo. Resulta fácil recordar a Gramsci desde la cárcel planeando una guerra cultural para matar la inteligencia. Camus recorre dos siglos de un hilo conductor para entender la révolte, y para comprender y juzgar nuestro tiempo. “Vivimos en una historia desconsagrada”, dice el escritor de origen argelino. “¿Se puede, lejos de lo sagrado y de sus valores, encontrar la regla de una conducta?”

Tal como hizo en su discurso al recibir el Premio Nobel, Camus señala que es necesario dar testimonio de lo bueno. No hay obra de arte que haya sido edificada sobre el desprecio y la indiferencia. En un mundo tan lejano a esta verdad, vale la pena escuchar a quien así piensa.

Sólo quien se nutre en una profunda vida personal en solitaire es capaz de ser verdaderamente solidaire. Nadie es solidario por la fuerza, o en virtud de reglas impuestas por un sistema.

 

*Miembro del Consejo Consultivo del Instituto Acton (Argentina)