Por Cecilia G. de Vázquez Ger *
Fuente: Revista Communio
Se me ha pedido hacer algunas reflexiones sobre “La pobreza”. Debo confesar que con sólo escribir el título, algo me resuena interiormente, y me sobreviene un sentimiento de impotencia. El tema es amplio, y complejo, y depende poco de lo que cada uno puede directamente hacer, a la vez que también depende de nuestra actitud y acción personal.
En los últimos años, tuve la posibilidad de entrar en contacto a través de mi tarea en el Instituto Acton, con una propuesta bajo la forma de una serie de videos llamada PovertyCure, producida por Acton Institute, que me permitió sistematizar ideas que me acompañan desde hace mucho tiempo. Es una mirada integral que logra de manera inteligente, sensible y racional, dar respuestas al drama de la pobreza.
Hace años que estoy involucrada en la promoción de ideas adecuadas, porque las buenas intenciones en relación a la pobreza, incluso las buenas acciones que tanto bien hacen, no son suficientes para cambiar la realidad de tantos seres humanos de modo sustentable. Mi testimonio personal es el de alguien que simplemente fue logrando integrar en su vida, la convicción que viene de la fe, la confianza en el aporte de la ciencia, y la humilde oración, colaborando en la difusión de aquellas verdades capaces de promover una sociedad libre y virtuosa para todos.
La serie PovertyCureformula una pregunta esencial que no podemos dejar de lado: ¿cómo vincular las buenas intenciones con resultados apropiados, con acciones que funcionen? Las acciones equivocadas, y las ideas que las promueven, terminan por derrochar cantidad de recursos valiosos, que impiden el fin para el cual se los destinó. Se trata, no solo de no lograr un objetivo, sino de una catarata de consecuencias no intentadas, negativas, que obstaculizan el desarrollo de una cultura del progreso, “bottom up”, en la que aniden las semillas del progreso a partir de cada comunidad, y desde la que se propongan los fundamentos morales, antropológicos, institucionales, sociales, económicos, políticos y jurídicos indispensables para generar el hábitat del florecimiento humano.
PovertyCure busca desarrollar los grandes ejes de debate que debemos enfrentar a la hora de mirar el drama de la pobreza. Todos ellos están atravesados por la dimensión antropológica subyacente: toda persona es una criatura creada a imagen y semejanza de Dios, y ello nos propone un deber moral hacia el otro que es un deber de amor. Se desarrollan las dimensiones teológica, antropológica, económica, política, moral e institucional, como condiciones necesarias para salir de la pobreza, y por tanto, las reflexiones que implican ver en qué medida estas condiciones están presentes o no a la hora de pensar la pobreza.
Vivimos en un mundo que no ha podido superar el drama que significa la pobreza. Y no son pocas las personas que se han preguntado qué deben hacer frente a esta realidad que nos interpela y nos deja pobres de respuestas y soluciones eficientes y completas. Todos sabemos recurrir a la cultura del dar algo para paliar el momento que acusa nuestra conciencia y nos libera de la culpa indebida pero presente, por no poder hacer casi nada frente a esta realidad. Y la pregunta vuelve una y otra vez: ¿Qué hacer?
Lo primero que debe quedar muy claro: no se trata solo de benevolencia. La pobreza es un emergente social, cuya comprensión requiere de disciplinas que puedan dialogar para encontrar respuestas a los diversos temas vinculados y presentes a la hora de tratar la cuestión. La pobreza es un emergente del encuentro y desencuentro de realidades políticas, económicas, espirituales, éticas y culturales y por tanto es necesario pensar esta realidad desde un lugar diferente y hasta desde un paradigma distinto, centrando el análisis a partir de un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, y por tanto, con la capacidad creativa suficiente para insertarse en el proceso creador de modo virtuoso. Son estas las ideas fundantes que nos introducen en la serie PoveryCure.
Primer Documental: “La ayuda que daña”
En el primerdocumental, la pregunta emergente se da en relación al concepto «Ayuda». Poverty Cure se plantea si toda la ayuda organizada para paliar la pobreza es buena, o si hay ayudas que puedan ser negativas en el sentido de producir consecuencias no intentadas pero negativas, que terminan generando situaciones contrarias a lo que se pretende cambiar.El documentalcentra el debate sobre la pobreza en la capacidad creativa de la persona humana, invitándonos a asumir una perspectiva donde la caridad humana sea aplicada de manera inteligente y la solidaridad de forma responsable. Como se menciona en los videos, se trata de unir buenos sentimientos con acciones inteligentes, buenas intenciones con ideas que funcionen.
Relacionado con esto, se aborda el tema de la ayuda internacional. El documental se pregunta acerca de la necesidad de que existan organismos supranacionales que desarrollen funciones orientadas a superar la pobreza existente en los países más pobres del planeta.Estos organismos suelen diseñar programas que se presentan como solución a muchos de los problemas que ellos detectan en comunidades pobres del mundo subdesarrollado. Las más de las veces, las personas se conmueven frente a los enunciados de estos programas, pero sin preguntarse por la eficacia real alcanzada a travaés de ellos, o acerca de cuáles son los cambios estructurales que se necesitan para lograr el desarrollo genuino de una sociedad.
A modo de ejemplo, la serie se enfoca en el rol del Banco Mundial, una de las instituciones que dedica mayores esfuerzos al tema de terminar con la pobreza. En efecto, el Banco Mundial atiborra a los países pobres de proyectos de colaboración y ayuda solidaria pero ellos siempre son créditos orientados a propuestas de políticas económicas cambiantessiempre dependientes de las omniscientes decisiones de estados interventores.
Suele ocurrir que estos créditos entren a través de mecanismos inapropiados, y un porcentaje importante se pierde en las sucesivas intermediaciones que conforman las corruptas estructuras burocráticas que suelen cohabitar en la casi totalidad de las democracias incipientes de los países más pobres.
Por el contrario, los países ricos han alcanzado los niveles de bienestar de que disponen sus pueblos, sin la existencia de la ayuda de organismos internacionales, sino por un largo y muchas veces penoso pero paciente proceso de acumulación de capital que espontáneamente fue adjudicando la mayoría de los recursos ahorrados a aquellos proyectos más valorados por su sociedad.
Desde PovertyCure se busca orientar nuestra mirada en una dirección que seguramente contiene un amplio espectro de dificultades que afrontar, pero que se sostiene la creencia de que los procesos sociales obedecen en última instancia a una evolución en las instituciones, tanto formales como informales, que a su vez están insertas en una tradición cultural que las genera, y que frente a esto, suele ocurrir que una gran cantidad de esfuerzos resultan efímeros, o medidas de muy corto plazo, que pueden paliar situaciones del presente, pero que no son generadoras de las condiciones que produjeron el progreso y la riqueza de las naciones.
Pensar que el desarrollo de los más pobres puede saltear esa etapa de acumulación no sólo de capital sino de riqueza en hábitos e instituciones que generan el proceso económico que produce la riqueza, es una concepción errónea, presente en las propuestas de intervención y colaboración supranacional.
Sabemos que esa intervención supranacional se sustenta en un principio contrario al proceso de mercado que genera una asignación de recursos de arriba hacia abajo, en lugar de que ocurra de abajo hacia arriba, y por tanto, con una carga discrecional muy elevada. Esto tiende a generar una cantidad de otras intervenciones que terminan por alterar los movimientos espontáneos fruto de las interrelaciones libres de la gente, armando redes de regulaciones y frenos al verdadero crecimiento y desarrollo económico, que sobreabunda en controles y tergiversa la naturaleza de la función estatal y empresarial.
Creemos que las actividades de este tipo, de organismos internacionales, terminan acompañando políticas y políticos, que aunque en algunas ocasiones cuentan con exigencias muy válidas, a la hora de la verdad éstas no se cumplen, sino que son burladas por los gobiernos beneficiados por los proyectos a desarrollar.La presencia de esta ayuda externa podrá mejorar algunos indicadores, pero no necesariamente colabora con el bienestar sustentable de la gente, el cual se expresa en indicadores de muy difícil cuantificación.
Este tipo de ayudas promueve un proceso contra natura, en el sentido de que colabora con una cultura en la que lo que impulsa el crecimiento es exógeno, en vez de promover movimientos endógenos apoyados en los hábitos virtuosos para generar riqueza genuina.
Segundo Documental: “La vocación empresarial”
El segundo de los videos trata de las soluciones empresariales al drama de la pobreza, y por tanto de la vocación empresarial como camino para salir de ella. Nos plantea una pregunta esencial: «¿Los pobres, pueden ser empresarios?»«¿Pueden desarrollar proyectos empresariales?»
Para responder a esta pregunta PovertyCure recurre a una concepción previa acerca de la empresarialidad y su relación con la vocación humana. En este sentido, nos alineamos con una idea fuertemente sostenida por algunos autores y promovida desde el Instituto Acton: la empresarialidad es una condición de la naturaleza humana, y por tanto también lo es del pobre, quien puede ser creativo e innovador.
Y es frente a esta perspectiva que se presentan nuevas y enriquecedoras preguntas que surgen del video. Frente a la habitual pregunta, «¿cómo reducir la pobreza?» aparece una nueva: «¿cómo es que las personas pueden crear prosperidad para sus familias y sus comunidades?» Esto deriva entonces un planteo mas profundo: «¿Cuál es la causa de la riqueza?»
Así es como la serie insiste en una mirada sobre los pobres que los saque de un lugar mendicante y los ubique en otro, acorde a su dignidad de seres humanos creados a imagen de Dios, dotados de una chispa creativa divina, y con muchos talentos para desarrollar y ofrecer al mundo; del lugar de mendigos al de socios. La propuesta de PovertyCure es la de un cambio sincero y profundo de enfoque que requiere de los marcos institucionales indispensables para salir de la pobreza. La sociedad política y la cultura toda debe reconocer esta instancia si de verdad se buscan cambios sustentables en el tiempo.
Son estas instituciones políticas, económicas y jurídicas las que permiten a las personas desarrollar sus talentos, sus ideas, su espíritu emprendedor, y tomar riesgos para llevar adelante proyectos de inversión de diferente escala, vinculados siempre y necesariamente con necesidades humanas, lo cual implica que los procesos productivos están siempre ordenados a un otro quien finalmente disfrutará de un modo u otro, de la acción realizada por los empresarios.
Un empresario es alguien que enfoca su atención hacia las necesidades latentes de la sociedad, y busca darles respuestaa través de múltiples y complejos procesos económicos y productivos. Esto implica que las personas, muchas veces incurren en errores; errores que son inevitables porque hay falibilidad humana, y humanos son los procesos que representan y desarrollan. Muchas veces acertarán, pero muchas otras no. Esta es la savia de la vida económica, atravesada por la libertad humana que es creativa, innovadora, pujante, progresista, desarrolladora, descubridora de oportunidades y de necesidades, generosa–sí, muy generosa- porque la creatividad humana en cuanto tal, y a imagen de su gran Dador, no puede no ser esencialmente generosa.
Alguien que vive en la pobreza, puede tener este perfil, y puede desarrollarlo. Su limitación es su contexto jurídico, político y cultural que define la geografía que habilita o restringe su accionar. Los pobres pueden ser emprendedores y pueden crecer desarrollando capacidades vinculadas con todo esto. Pero necesitan indefectiblemente, el acompañamiento del tan llamado bien común: esas condiciones sociales que permiten el desarrollo humano integral.
Tercer documental: “Justicia para los pobres”
En el tercer video se aborda el tema de la “Justicia para los pobres”, esto es, el marco jurídico institucional que resguardará y permitirá las acciones y proyectos a desarrollar. El rol del Estado de Derecho y de la Seguridad Jurídica que ello implica, junto con el los Derechos de Propiedad, son condición indispensable para pensar un escenario posible para nosotros y nuestros pobres. Nuestro asistencialismo no los va a sanar, no los va a sacar de ese lugar sino por el contrario, colabora en el desarrollo de una mentalidad mendicante, que inhibe y hasta anula la capacidad creadora que es lo único que permite al hombre, en condiciones de Bien Común, incorporarse al círculo virtuoso de la creatividad, producción y consumo.
Resulta casi inevitable cuando se piensa en la pobreza, recurrir a la pregunta que se hiciera -el genial pero incomprendido “padre de la ciencia económica”- Adam Smith, «¿qué es lo que produce la riqueza de las naciones?» «¿qué hace que un país sea más rico?», «¿cuál es la causa de la riqueza de las naciones?»
Hay una respuesta maravillosa presente en toda la serie: La causa de la riqueza de las naciones está en su gente. Cada ser humano, creado a imagen de Dios, es la solución y no el problema. La mayor fuente de riqueza potencial, está en la inteligencia y en el corazón humanos.
La superación de la pobreza no pasa por la centralización de las decisiones económicas en entes planificadores, sino por gobiernos con un poder muy limitado, capaces de sostener las instituciones sin las cuales, aquel comercio del que hablara Adam Smith, no puede existir.
Los estudios de las ciencias sociales, la antropología, la ética o la religión, tienen mucho para decirnos hoy acerca de la íntima relación que hay entre la institución de la propiedad privada y la pobreza. Desde la Economía podemos afirmar con certeza, que la propiedad privada es una condición necesaria para la creación de riqueza, y por tanto para evolucionar desde la pobreza a estadios de mayor riqueza, lo cual ocurre cuando se produce el proceso de acumulación del capital, esto es, un proceso social llamado acumulación de ahorros que se traduce en capital, a través del proceso económico. La pobreza material, es en cierta medida, la consecuencia de la ausencia de esa acumulación de capital y absolutamente de la ausencia de derechos de propiedad.
Cuarto documental: “Círculos de intercambio”
Si las instituciones políticas y jurídicas son indispensables como marcos que ordenan la vida social, no lo son menos las instituciones económicas. El libre mercado y la apertura global que ello implica; las redes de intercambio que habilitan mercados más grandes, con reglas claras, sencillas y estables. Una globalización que permita intercambio económico y también cultural, donde las identidades, lejos de perderse, se recuperan a sí mismas para proponerse al mundo.
En Economía se habla de la escasez como uno de los fenómenos que define lo económico: connatural a la vida humana, es una restricción que nos señala permanentemente nuestras limitaciones. La economía nos enseña cómo superar niveles de escasez generando más bienes para todos, a través del aumento de la productividad, lo cual sólo es posible de manera sana y sustentable, si el orden social genera un proceso esencialmente antropológico llamado ahorro, que surge del interior del ser humano cuando este se vincula personal y culturalmente, consigo mismo y su descendencia en una relación intertemporal, alentada por hábitos familiares e institucionales, capaces de cultivarlos. El ahorro es la gran virtud de una sociedad y la única que conduce a la salida de la pobreza. Este proceso es lo que permite que la producción se oriente a través de la inversion, hacia estadios más alejados. He aquí el circuito virtuoso: más ahorro, más inversión, menores tasas de interés, mayor horizonte temporal, más bienestar futuro; proyectos de largo plazo; más progreso; salida de la pobreza.
Por ello, la promoción de la economía de mercado como una institución social, intersubjetiva por excelencia; de la propiedad privada de los medios de producción como el mejor sistema capaz de asignar los recursos siempre escasos, en presencia del Estado de Derecho y por tanto de igualdad ante la ley, son indispensables para comprender la propuesta de superación de la pobreza que se hace desde PovertyCure. Libertad de ingreso y salida a los mercados de bienes y servicios, capitales y personas en condiciones de sana competencia, de un proceso creativo que aliente la eficiencia en el uso de los escasos recursos de los que cada uno de nosotros debemos ser administradores responsables.Estos son temas que deben abordarse con compromiso intellectual a la hora de pensar la pobreza y cómo superarla.
Quinto documental: El Poder del Evangelio
Hemos llegado a otro de los grandes temas que plantea la serie: cuál es el rol de la cultura y por tanto de la religión, en relación al tema de la superación de la pobreza. Si se ha entendido el verdadero concepto de mercado, entonces se debe comprender la importancia de la cultura como fuente donde se nutren las decisiones económicas.
El video quinto, introduce el tema del “Poder del Evangelio” como una fuente de esas fuentes de donde emana la riqueza moral y espiritual, que es sostén de todo orden social. Nadie ha valorado y promovido la libertad en el mundo, como el Cristianismo desde donde crece Occidente, y a partir de los valores que propone toda la tradición judeo cristiana.
En este video se plantea el caso de Rwanda y el horror del genocidio por el que atravesó su población. Esto lo hace a través de Immaculee LIibagiza, quien comparte su testimonio sobre la experiencia del perdón en su vida, y la fuerza de la reconciliación como condición para mirar al futuro. Esto nos lleva a las reflexiones acerca de los procesos de reconciliación por los que debe atravesar una sociedad que busca un horizonte de progreso para su pueblo. La paz es condición para el progreso económico. No podemos crear una nueva historia, si no sanamos la que traemos, y los pueblos tienen heridas que sanar para poder levantar la mirada hacia el cielo y continuar caminando por la tierra.
Sexto Documental: “La Iglesia y las organizaciones intermedias”
Finalmente el video sexto, presenta uno de los grandes temas de la serie: el mercado require de una cultura fuerte en valores, en tradiciones, en principios, en hábitos, todo lo cual es el fruto de la presencia y permanencia de las las instituciones intermedias como marcos culturales que alimentan todo lo anterior. Empresarialidad, estado de derecho, círculos de intercambio, son condiciones institucionales que requieren de algo más aún: las fuentes de los contenidos culturales. El rol de la Iglesia, la familia, las comunidades intermedias, la prensa, todos lo que alimenta y orienta la cultura en una u otra dirección. Todo esto es indispensable para lograr una sociedad que sea a la vez, libre y virtuosa.
Reflexión final
La pobreza es una realidad que nos toca cada día de nuestra vida, y frente a la cual, en general, es muy poco lo que cada uno podemos individualmente hacer.
Los pobres son personas como todos, con iguales deseos, sueños, talentos, aspiraciones, debilidades, grandezas, glorias y pecado: requieren ciertas condiciones para ser creativos y poder ser co-creadores con su Creador, vivir los riesgos de la vida y asumir las responsabilidades que ella implica.
El estado de derecho, la propiedad privada, la economía de mercado y los marcos culturales afianzados en una antropología cristiana, son condiciones indispensables para pensar la salida de la pobreza de manera integral. La economía de mercado, entendida de manera adecuada, es el único modo para salir de la pobreza, porque es el sistema económico y social que potencia las condiciones para que las personas puedan desplegar, en la medida de sus talentos y de su esfuerzo personal, sus iniciativas.
Una economía de mercado en un contexto de Estado de Derecho pleno, cuenta con los fundamentos morales necesarios para lograr el tan deseado desarrollo humano integral ya que las instituciones que la acompañan, son precisamente el emergente de un sistema social que fue institucionalizando sus valores fundamentales como son los fundamentos éticos de la tradición judeo cristiana presente en las más evolucionadas formas políticas del occidente cristiano. Es necesario limpiar la mirada de resabios ideológicos que frenan el acceso a aquellas verdades causales del progreso, y así contemplar lo que genera riqueza, pues mientras se siga atacando y mal entendiendo la relación del mercado con la pobreza, sólo tendremos más pobres entre nosotros.
Cuanto más virtuoso sea el entorno cultural, mejores serán los resultados que se alcancen en el proceso productivo. Valores como la responsabilidad, la confianza, la palabra, el contrato, el respeto, son el mejor contexto donde consumidores y productores, trabajadores, profesionales y empresarios pueden cooperar en paz promoviendo el progreso material y espiritual de una sociedad.
Resulta posible y conveniente mejorar los contextos donde se toman decisiones: cuanto más transparente sean los contextos institucionales, y menor el nivel de regulación que distorsiona el significado de las señales de mercado, menor será el nivel de errores a cometer. Cuanto más claras y estables sean las reglas a cumplir, menor será la incertidumbre y mejor el clima para trabajar y producir. En estas condiciones, los humildes podrán ser emprendedores exitosos, y los negocios serán también para ellos la oportunidad de progreso personal.
La invitación es a ver el orden socio económico y politico como un proceso humano por excelencia, en el que confluyen los sueños, la creatividad, el esfuerzo, la disciplina, la inteligencia, los valores y principios que permiten finalmente, guiar la mirada de unos hacia las necesidades de otros, para generar ese puente de comunicación entre oferta y demanda llamado “bien”. Los pobres están llamados a formar parte esencial de este proceso que les permita abandoner tanta indignidad, para ocupar otro lugar en el orden social.
¿Es esta una salida perfecta?, claro que no. ¿Hay algún modo que lo sea?, claro que no. ¿Puede el Estado mejorar las decisiones que beneficien a los pobres? Claro que sí: fortaleciendo las instituciones que defienden los derechos de todas las personas.Cumpliendo adecuadamente las funciones que hacen a su competencia de ser el guardián de los derechos personales por excelencia, de donde nacerá el mejor contexto para una vida en sociedad que cree condiciones para el progreso.
PovertyCure nos propone una salida al drama de la pobreza; hay una esperanza desde la razón y una respuesta para alcanzar el desarrollo humano integral.
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*Directora Ejecutiva Instituto Acton
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